El Gobierno español y los partidos que lo componen, PSOE y Unidas Podemos, le dieron ayer una patada a Alberto Núñez Feijóo en las posaderas de Isabel Díaz Ayuso. El rechazo cerril de la presidenta madrileña al plan de ahorro energético aprobado el lunes por el Consejo de Ministros, oposición no secundada por el resto de presidentes autonómicos del PP (se limitaron a afear a Moncloa que no haya consensuado estas medidas), provocó que ministros y representantes socialistas y morados afearan a los populares su actitud. Muy explícito fue el portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, al acusar al PP de bordear el delito.

El exlehendakari argumentó que este plan fue aprobado mediante un decreto ley, cuyo cumplimiento es obligatorio. “Si no, tienen que actuar los tribunales”, apostilló en una rueda de prensa en Bilbao. A la actitud insumisa de Ayuso, que estudia llevar el plan al Tribunal Constitucional, se sumó la afirmación el mismo lunes del coordinador general del PP, Elías Bendodo, de que los responsables autonómicos tienen “libertad para decidir” si aplican o no el plan del Gobierno. “No cumplir o dar libertad, como dijo el portavoz del PP, para cumplir o no este decreto es simplemente dar impunidad para cometer un delito”, y es algo por lo que se tendría que responder ante los tribunales, insistió López.

Para el lehendakari ohia, el plan de ahorro es “un esfuerzo colectivo frente al egoísmo insolidario del PP”. “Por lo tanto, señor Feijóo, ponga orden y demuestre que son un partido serio”, concluyó. El propio Elías Bendodo exhibió ayer una posición más posibilista y, tras afirmar que entiende “el enfado y la decepción” de Isabel Díaz Ayuso y de otros presidentes y alcaldes por la “imposición” de un plan energético que se ha aprobado “sin ningún tipo de consenso”, apeló al diálogo con Moncloa.

“Tendemos la mano nuevamente al Gobierno para sentarnos a hablar de cómo abordar esta situación que ahora nos preocupa y que se puede complicar mucho a partir del otoño”, afirmó en una entrevista en TVE. A la pregunta de si le parece bien que la presidenta madrileña diga que no va a aplicar el decreto, respondió que “lo que me parece mal es que el Gobierno lo imponga”, porque “el diálogo” es la palabra que “más hay que utilizar” en una democracia.

Tristeza es la guerra

Más allá del intercambio dialéctico partidista, Moncloa fue ayer un clamor en defensa de las medidas que ha puesto sobre la mesa para capear una vuelta del verano que se prevé especialmente cruda. La ministra de Defensa, Margarita Robles, dijo confiar en que los madrileños “irán muy por delante en solidaridad” que la presidenta de la Comunidad. Tras un encuentro con el embajador de Ucrania en España, Serhii Pohoreltsev, aportó además una perspectiva internacional a la situación y denunció el uso del suministro del gas como arma. Robles censuró que “en un momento de unidad de todos los países europeos aquí no haya unidad” y que Ayuso cuestione “unas medidas que solo buscan reforzarnos y prepararnos para un invierno que va a ser muy duro por parte de un único responsable, Putin”, zanjó.

La ministra de Justicia, Pilar Llop, interpretó que “evidentemente lo que estamos viendo es que sigue habiendo problemas de liderazgo en el PP”, por lo que instó a Alberto Núñez Feijóo a que “ponga orden en su partido”. Y frente a la afirmación de Ayuso de que apagar la luz de los edificios públicos y de los escaparates de los comercios “provoca oscuridad, pobreza y tristeza”, la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, respondió que “tristeza es una guerra, tristeza es que las familias paguen el coste de una guerra de sus bolsillos”.

Desde Podemos, su secretaria de Acción Institucional, María Teresa Pérez, censuró que “personajes como Ayuso estén diciendo auténticas barbaridades” sobre las medidas de eficiencia energética.