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López Riaño cierra una etapa y queda libre tras 23 años en prisión

Acogida a la ‘vía Nanclares’, se desvinculó completamente de ETA en 2010

López Riaño cierra una etapa y queda libre tras 23 años en prisiónEFE

Donostia - Tras 23 años de espera, Idoia López Riaño ya disfruta de su libertad. La histórica e icónica exintegrante de ETA, condenada a una pena de más de 2.000 años, abandonó ayer definitivamente la cárcel alavesa de Zaballa después de un largo periplo por diversos centros penitenciarios franceses y españoles. Desvinculada de la organización desde 2010 y participante en la vía Nanclares, su estancia en prisión le ha servido para reconocer el daño causado y pedir perdón a todas sus víctimas -23 de ellas mortales-.

Su salida de la cárcel se produjo al borde del mediodía entre una gran expectación mediática. Lo hizo tomando todas las precauciones posibles para no ser retratada por los reporteros gráficos. López Riaño quiere emprender una nueva vida alejada de su pasado y, para ello, pretende evitar que su otrora célebre imagen regrese a la mente de la opinión pública. Hace tres años, las cámaras la fotografiaron al volante de un coche de autoescuela. Aquella publicación le causó cierto miedo escénico y desde entonces se ha cubierto las espaldas de tal forma que ha llegado a declinar varios permisos penitenciarios.

Familiares y allegados aguardaban impacientes ayer a su salida. Entre ellos se encontraba su actual pareja, Joseba Azurmendi, antiguo responsable del frente de prisiones de ETA y excarcelado en 2013. En el momento del encuentro y enfundados en gorras y gafas de sol, abrieron un paraguas bajo un sol de justicia para salvaguardar a López Riaño de los objetivos de las cámaras en su camino hasta el aparcamiento. De allí salió un convoy que incluía una furgoneta con los cristales tintados, varios vehículos y una motocicleta de gran cilindrada en la que abandonó las instalaciones penitenciarias a toda velocidad.

López Riaño dejó atrás así su paso por prisión, que comenzó en 1994 cuando fue detenida en el sudeste de Francia. Perseguida por su pertenencia al comando Madrid, uno de los más sanguinarios de ETA, fue condenada por más de una veintena de asesinatos; entre ellos, el atentado de la plaza de la República Dominicana.

Su renuncia a la lucha armada y su petición de perdón le supusieron la expulsión del colectivo oficial de presos. Durante su estancia en la cárcel de Zaballa ha tenido una actitud positiva, marcando las distancias con la beligerancia que demostró al inicio de su condena. El progresivo camino que emprendió hacia las vías pacíficas le llevó a participar en numerosas tareas dentro de prisión. Ahora López Riaño abre una nueva etapa en su vida en la que busca la reinserción plena.