treinta años de instituciones vascas >
Los cargos del primer Gobierno V asco tras la dictadura juran su cargo ante el lehendakari Carlos Garaikoetxea. Foto: SABINO ARANA FUNDAZIOA
Primera promoción de la Ertzaintza, recién salida del cuartel de Arkaute, el 7 de febrero de 1982, ante Retolaza y el lehendakari Leizaola. Foto: sabino arana fundazioa
Historia de 75 sillas
EL nudo imposible de desatar suele denominarse nudo gordiano. El 20 de noviembre de 1975, la lazada en cuestión pasó a ser un juego de niños. Porque el reto estaba en otra parte. En el verdadero nudo que habría dejado el dictador tras su muerte. Dijo haberlo dejado todo atado y bien atado, una afirmación que se cernía ominosamente sobre el proceso de transición democrática que habría de comenzar su andadura poco después. Los partidos políticos, tras su legalización en 1977, fueron protagonistas de esa tarea de corte y confección. De soltar la atadura. En la CAV, los lazos fueron cortándose mediante la instauración de órganos preautonómicos como el Consejo General Vasco -que actuaba a modo de Gobierno- y la puesta en marcha de las diputaciones. Se desataba el nudo y, poco después, cortaría la cinta. Lo que se inauguraba, el motivo del bautizo, llegaría el 31 de marzo de 1980. Una fecha en la que el Parlamento Vasco celebraba su primera sesión tras la dictadura.
Así debutaba el actor principal de la democracia, el encargado de legislar. El 9 de marzo de 1980, la Cámara era elegida por primera vez tras la muerte de Franco, y abría ante sí el camino hacia la recuperación y profundización en el autogobierno por medio del desarrollo del Estatuto recién aprobado, con hitos como el respaldo a la creación de la televisión pública vasca y la Ertzaintza, o la ratificación de resoluciones a favor de la autodeterminación.
LAS PRIMERAS LEYES
Afrontar la crisis
La cita con las urnas arrojó una mayoría abertzale, con 25 escaños del PNV, 11 de HB -que no acudiría a la institución por considerarla insuficiente- y 6 de EE; frente a los 9 del PSE, los 6 de UCD (CDS), los 2 de AP (PP) y el escaño del EPK. La Presidencia de la Cámara, iniciando una tradición no escrita pero sí respetada hasta esta legislatura, correspondería a la lista con más asientos: la de los jeltzales. Juan José Pujana Arza pilotaría hasta 1987 la labor en la institución en una época marcada por la conflictividad laboral y política, jalonada por la acción de ETA y los GAL.
Sobre 60 escaños -que después pasarían a ser 75, con 25 para cada territorio de la CAV-, y en medio de constantes cambios de sede, comenzaría a andar una Cámara nacida en virtud de la aprobación el 25 de octubre de 1979 del Estatuto de Gernika, y ya contemplada en el texto de 1936. Primero en las Juntas Generales de Bizkaia, después en las diputaciones de Bizkaia y Álava y, finalmente y desde el primer Pleno del 24 de marzo de 1982 en la capital, en la calle Becerro de Bengoa. Entre esas mudanzas pero con la voluntad de salir de la crisis y sentar las bases de la democracia en suelo vasco, el Parlamento se embarcó en la aprobación de las primeras leyes que cimentarían la institucionalización del territorio, partiendo de la elección de Gasteiz como capital el 20 de mayo de 1980 en virtud de la Ley de Sedes -tres días después, sería nombrada sede del Gobierno y el Parlamento-.
Ya con capitalidad, con un Ejecutivo presidido por Carlos Garaikoetxea, pero con demasiados frentes abiertos, la CAV y su Parlamento tuvieron que enfrentar el 26 de junio la irrupción de los trabajadores de Nervacero en la Cámara, con la consiguiente intervención de las Fuerzas del Orden Público, que derramaría ríos de tinta. El 5 de enero de 1981, los colores del arco parlamentario vasco, aun sin contar Euskadi con las competencias necesarias, mostraron su propósito de tomarle el pulso a la crisis por medio de una proposición no de ley al objeto de paliar las tasas de paro.
Además, el Concierto Económico, tras 40 años de abolición de la autonomía fiscal a las provincias traidoras de Bizkaia y Gipuzkoa, sería reinstaurado tras las negociaciones de 1980 con el Estado español. Quien también volvió a ver la luz fue la Policía vasca, bajo Real Decreto el mismo año y tras el trabajo del Departamento de Interior. La norma, sin embargo, pasaba por restablecer los cuerpos forales, mimbres de la Er-tzaintza, para cuyo nacimiento como tal habría que aguardar dos años.
EL GOLPE DE ESTADO Y LA LOAPA
Una autonomía discutida
Los avances en el autogobierno, unidos a las reticencias por parte del Ejército a asumir la democratización, provocaron el intento de Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. A pesar de que la intentona golpista no prosperara, los ritmos de la autonomía entraron en una suerte de letargo.
Y lo hicieron de la mano de la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico. Al margen del debate sobre su carácter previo o no al Golpe, la norma pretendía homogeneizar la capacidad de autogobierno de los distintos territorios, calmando asimismo las aguas con respecto a la autonomía vasca y catalana, que tantas ampollas levantaba entre la extrema derecha. La ley, aprobada el 30 de julio de 1982, fue recurrida por el nacionalismo vasco y catalán ante el Tribunal Constitucional, que invalidó 14 de sus 38 artículos. No obstante, la decisión judicial no resultó óbice a la hora de promover cierta uniformidad entre las comunidades.
El objetivo se persiguió mediante una doble vía. Por una parte, los sucesivos gobiernos socialistas -del mismo PSOE que pactó con UCD la LOAPA- mostraron importantes reticencias de cara al traspaso competencial. Por otra, aquellas zonas que no contaban con Estatuto, y cuya aprobación no se encontraba entre sus demandas -como es el caso de Madrid-, vieron cómo eran dotadas de autogobierno.
A pesar de las dificultades, la CAV siguió sumando hitos, como la aprobación de la Ley 5/1982 de creación de Euskal Telebista -acogiéndose al artículo 19 del Estatuto y, posteriormente, a la Ley de Terceros Canales en el Estado español, que posibilitó crear un segundo canal, ETB-2-, la creación de Osakidetza el 19 de mayo de 1983 mediante la Ley 10/1983, y el nacimiento efectivo de la Ertzaintza -estipulado en el punto 178 del texto de Gernika-, con el establecimiento de la Academia de Arkaute, que albergó la primera promoción, de 603 agentes, el 7 de febrero de 1982.
Ese mismo año asistió a otros momentos clave como la disolución de ETA (pm), que se vería sucedida por importantes paradas en el camino hacia la recuperación de las señas de identidad. Así sucedería con la aprobación de la Ley 10/1982 de Normalización del Uso del Euskera -el 27 de julio de 1983 se crearía por el Parlamento el Instituto Vasco de Ikastolas-, la Ley 8/1983 sobre el Himno Oficial de Euskadi, o la de Territorios Históricos, que regula las relaciones y competencias de la CAV y los territorios que la componen. Dos niveles que constituyen una de las singularidades del sistema institucional vasco.
Sin embargo, la conflictividad laboral y política no lograba apearse de sus históricas cotas. Durante esa misma época, nacían los GAL, que dejarían 27 muertos; al tiempo que el debate sobre la central de Lemoiz mostraba su lado más demoledor. La sede nuclear, hasta que su construcción resultara paralizada en 1984, desató agrios enfrentamientos en la Cámara -que, además, tuvo que debatirse entre el apoyo explícito y los rechazos para posibilitar su avance- y vio cómo ETA intervenía acabando con la vida de cinco trabajadores.
Los años venideros, de 1985 a 1987, asistirían al mayor número de muertes a manos de la organización y grupos de extrema derecha. Un total de 145. Ese negro trienio también resultaría aciago para la economía pero, en la otra cara de la moneda, sería testigo del nacimiento del primer pacto de legislatura entre PNV -que buscaba recuperar la tradición del diálogo que marcó los primeros años de la transición- y PSE, que quedaría sellado con la investidura en lehendakari del jeltzale José Antonio Ardanza, el 24 de enero de 1985, y que contribuiría a rebajar en cierta medida las disputas parlamentarias. La alianza pasaría a convertirse en Gobierno de coalición entre 1987 y 1999, años en los que la Cámara vio cómo sus escaños eran ocupados por una nueva fuerza política, por EA, escindida de los jeltzales por divergencias en cuanto a la Ley de Territorios Históricos.
La colaboración entre sensibilidades, con la intensa actividad de ETA como telón de fondo, se plasmó también en el primer gran acuerdo contra la organización en la Cámara, el Pacto de Ajuria Enea de 1988. Dos años después, un 15 de febrero, PNV, EA y EE respaldaban en el Parlamento una resolución sobre el derecho de autodeterminación que no pudo concitar ese mismo apoyo unánime. PP y PSE se oponían al texto, del mismo modo en que lo harían a la hora de votar las similares declaraciones en 2002 y 2006.
El mismo rechazo suscitó en populares y socialistas el Plan Ardanza de 1998, que apostaba por el diálogo para resolver el conflicto. Pese a las negociaciones previas sostenidas por el PNV con PP y PSE, ambos optaron por tumbarlo en la Mesa de Ajuria Enea. Precisamente el debate sobre el diálogo ocasionó el cisma final en el pacto de jeltzales y socialistas. Lejos de la unidad que imperó con el pacto de 1988, las expectativas abiertas con el Acuerdo de Lizarra del 12 de septiembre de 1998 -del que se excluyeron los constitucionalistas- y la tregua de ETA, con una apuesta firme por el diálogo por parte del resto del arco parlamentario, llevaron a los no nacionalistas vascos a considerar una traición el intento aber-tzale de forjar una negociación.
Los siguientes episodios fueron presididos por las palabras altisonantes y por interminables disputas. Un vapuleo a los jeltzales y a las listas abertzales en general, con mensajes que censuraban el "camino equivocado" de Lizarra y acusaban al nacionalismo vasco de tomar posturas mirando a Batasuna. Pero esos episodios no borraron el momento de esperanza -quebrado tras 439 días de tregua-, y la asistencia a la apuesta de EH por las vías políticas y la participación en la Cámara, tras años de escaños vacantes.
del pacto pnv-pse a la ruptura
Nace la política de frentes
Una vez quebrado el pacto con el socialismo en 1998, PP y PSE acercaron posturas hasta escenificar en 2001 la edición de la política de frentes, que sería duramente castigada en los comicios anticipados de ese mismo año. Con Juan José Ibarretxe como lehendakari desde 1999, los constitucionalistas protagonizaron acaloradas protestas con motivo de la propuesta de Nuevo Estatuto Político -aprobado en la Cámara el 31 de diciembre de 2001, y rechazado en el Congreso, que no entró en su discusión- y la aprobación de la consulta popular a la ciudadanía vasca el 28 de junio de 2008 -en esa ocasión, sería el Tribunal Constitucional quien desterraría la iniciativa-.
Una tensión que se respiraría también desde 2002, con la reforma de la Ley de Partidos que llevó en 2003 a la ilegalización de las marcas de la izquierda abertzale tradicional, y a que el entonces presidente de la Cámara Juan Mari Atutxa y los miembros de la Mesa Kontxi Bilbao y Gorka Knörr fueran inhabilitados por negarse a disolver el grupo parlamentario Sozialista Abertzaleak.
Esa nueva realidad no impidió que en las elecciones de 2005 la izquierda ilegalizada obtuviera nueve escaños de la mano de una nueva candidatura, EHAK. Una época en la que el Parlamento estuvo presidido por una mujer, Izaskun Bilbao, por primera vez en su trayectoria. También por primera vez, un representante político del Estado pedía perdón a las víctimas por el olvido. Lo hizo Juan José Ibarretxe, en abril de 2007. Un año después, en junio de 2008, la Cámara aprobaría la Ley de Reconocimiento y Reparación a las Víctimas del Terrorismo.
El mapa cambiaría con las últimas elecciones de 2009 donde, tras la negativa del PSE a reeditar la política de frentes, optó por aliarse con los populares -que presiden ahora el Parlamento- para erigir a López en lehendakari, aupado por la primera mayoría constitucionalista en la vida del Parlamento. Un hecho propiciado por otro hito: la ausencia de la izquierda abertzale oficial, que en esa ocasión no pudo pasar el filtro.
Una nueva vida de críticas de la oposición y aplausos de los actores del cambio en pos de la normalidad y el abandono de las "obsesiones identitarias" que, a juicio del resto de formaciones, estarían más que presentes en las concepciones de un PP y un PSE que habrían escrito, además, las páginas más notorias en cuanto al bloqueo parlamentario de iniciativas incómodas.
Un trabajador aspira la cal viva del escaño de Jáuregui. Foto: EFE
los PRESIDENTES
1980-1987: Juan José Pujana (PNV)
1987-1990: Jesús Eguiguren (PSE)
1990-1998: Joseba Leizaola (PNV)
1998-2005: Juan Mari Atutxa (PNV)
2005-2009: Izaskun Bilbao (PNV)
2009-hoy: Arantza Quiroga (PP)
Leyes y acuerdos
Ley 5/1982. Creación de ETB.
Ley 10/1982. Normalización del uso del euskera.
Ley 10/1983. Nacimiento de Osakidetza.
Ley 27/1983. Regulación de relaciones entre las instituciones de la CAV. Ley de Territorios Históricos.
Pacto de Ajuria Enea de 1988. Unidad frente a ETA.
Resoluciones parlamentarias de 1990, 2002 y 2006. Apoyo a la autodeterminación.
Ley 4/2005. Para la igualdad de mujeres y hombres.
Ley 4/2008. Reconocimiento y reparación de las víctimas.
Ley 9/2008. Convocatoria y regulación de una consulta popular.
El socialista Txiki Benegas y el lehendakari José Antonio Ardanza firman el pacto de legislatura de PNV y PSE en enero de 1985. Foto: n.g.
El socialista Nicolás Redondo Terreros y el "popular" Jaime Mayor Oreja escenifican el nacimiento de la política de frentes en 2001. Foto: EFE
treinta años de instituciones vascas
El lehendakari Ibarretxe, en el debate del proyecto de Nuevo Estatuto Político ante la Cámara vasca, en diciembre de 2004. Foto: n.g.
Juan Mari Atutxa, Kontxi Bilbao y Gorka Knörr, tras declarar en el TSJPV por su negativa a disolver el grupo Sozialista Abertzaleak. Foto: efe
Los otros hitos
Los treinta años de Parlamento han dado pie a más de una imagen inusitada. Es el caso de la protesta del parlamentario de HB Mikel Zubimendi, quien vació en 1995 un saco de cal viva en el escaño del consejero de Justicia, el socialista Ramón Jáuregui, para exigir responsabilidades por las muertes de los jóvenes Joxean Lasa y Joxi Zabala a manos de los GAL, y a su entierro bajo cincuenta kilos de ese componente. En 1987, la Cámara vio cómo la formación presentaba como candidato a lehendakari a Juan Carlos Yoldi, en prisión preventiva por su supuesta pertenencia a ETA. El parlamentario tuvo que acudir al debate de investidura esposado. Años más tarde, en 2003, el "popular" Carlos Iturgaiz era sorprendido votando en dos escaños a la vez. Las cámaras captaron cómo pulsaba hasta en tres ocasiones el botón de presencia del ausente Jaime Mayor Oreja para, precisamente y según criticó la Cámara, encubrir sus habituales "novillos". Entre esas actuaciones se cuela alguna frase polémica, como la del parlamentario de EE Mario Onaindia sobre la visita del monarca español en 1981. "Para quienes no somos monárquicos, toda esta historia nos obliga a tener un hígado muy resistente", se sinceró.
El "popular" Carlos Iturgaiz, pulsando el botón de presencia del escaño de Mayor Oreja hasta en tres ocasiones en un Pleno de 2003. Foto: n.g.
Aún sin competencias, la Cámara legisló para afrontar la dura crisis de los años ochenta
PP y PSE han rechazado la consulta, el nuevo Estatuto y el apoyo a la autodeterminación
Los parlamentarios de HB Jon Salaberria y Jone Goirizelaia protestan por la Ley de Partidos. Foto: n.g.