Donostia. Hoy se cumple un año del asesinato del empresario Inaxio Uria. El alcalde de Azpeitia, Julian Eizmendi, llamó ayer a todos sus conciudadanos a que a la una de este mediodía participen "en la concentración silenciosa de quince minutos en recuerdo de Inaxio Uria y en solidaridad con su familia".

La cita será en Loiola, en el lugar donde ETA asesinó al empresario: cerca de su empresa y al lado del monolito que los allegados de Uria instalaron a finales de noviembre, una vez tuvieron el visto bueno de todos los partidos municipales.

Incluido el grupo de ANV gobernaba el Ayuntamiento de Azpeitia aquel diciembre del 2008. Mes y medio más tarde, el 17 de enero de 2009, el entonces alcalde Iñaki Errazkin tuvo que dejar su puesto de primer edil a Eizmendi. El jeltzale logró sacar adelante una moción de censura con el apoyo de sus siete compañeros del PNV y el independiente que se presentó por EA.

El cambio de gobierno no fue la única consecuencia política que trajo el asesinato. Las conversaciones que mantenían EA y la izquierda abertzale de cara a una posible unión para las elecciones autonómicas quedaron en papel mojado.

La fuerza del movimiento contra el Tren de Alta Velocidad también sufrió un duro revés. El ataque contra Uria supuso el golpe más fuerte que ETA había dado contra la construcción del TAV. La empresa de la que Inaxio era uno de los propietarios, Altuna y Uria, había sido una de las adjudicatarias de las obras.

El atentado atacaba directamente a la credibilidad del movimiento, que ya había intentado deshacerse de la lucha terrorista. Joxe Iriarte, Bikila, de Zutik, en el artículo Los atentados de ETA contra el Tren de Alta Velocidad fechado meses antes del asesinato de Uria, declaraba sin ambages que "el mejor favor que ETA nos puede hacer a los opositores al TAV es que nos deje en paz".

"Me tendréis hasta los 120" Pero los principales afectados del asesinato fueron la familia y los amigos de Inaxio Uria. Apenas hablaron. Lo hicieron mediante dos comunicados el mismo mes de diciembre. Primero sus hermanas y después su viuda y los hijos.

Destacaron su carácter. Las hermanas agradecieron el apoyo recibido y hablaron de él como un "hombre ejemplar, humilde, gran trabajador y sobre todo buen marido de Manoli, buen padre de familia de cinco hijos, abuelo de dos nietos y tío de muchos sobrinos", de "costumbres sencillas y muy religioso".

Era el alma de las reuniones familiares y les aseguraba que tenía intención de vivir "hasta los 120" años. A las puertas de los 72, dos miembros de ETA le dispararon tres tiros en el pecho y en la cabeza. No le dejaron cumplir los 48 años más que prometió cumplir.

240 minutos de silencio Para honrar su memoria, la familia decidió reunirse allí donde habían matado a su hermano, marido, padre o tío. En las primeras semanas fue cada miércoles y, desde enero, los días 3 de cada mes ha seguido organizando concentraciones cerca del bar Kiruri.

Han sido quince en total las concentraciones que han recordado a Inaxio Uria desde que fue asesinado por ETA. Con los de hoy serán 240 minutos sin palabras. Sus allegados detienen su rutina durante quince minutos para acordarse en silencio de un hombre que callaron para siempre a la una del mediodía del 3 de diciembre de 2008.

Azpeitia cumple hoy un año sin Inaxio Uria, abatido a tiros cuando iba a echar la partida. Doce meses después de aquel miércoles lluvioso, familiares, amigos y conocidos de la víctima guardarán quince minutos de silencio junto al monolito de la virgen de Olatz que se instaló hace dos semanas.

También se sumarán las autoridades, a las que la familia pidió intimidad en las primeras semanas. Con el lehendakari Patxi López a la cabeza, la presidenta del Parlamento Vasco, Arantza Quiroga, el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, la presidenta de las Juntas Generales, Rafaela Romero, el secretario general de EA, Peio Urizar, el presidente de Hamaikabat, Iñaki Galdos, el coordinador general de EB, Mikel Arana, o el delegado del Gobierno en Euskadi, Mikel Cabieces, arroparán a la familia.

Recuerdo del lehendakari Patxi López se acordó ayer de Inaxio Uria en la inauguración de la torre de Zaisa, la ciudad del transporte de Irun. Diseñado por el arquitecto Ángel de la Hoz, la construcción del edificio corrió a cargo de Altuna y Uria.

Para el lehendakari, que estaba acompañado de una de las hijas del propio Uria, la torre es la "imagen de la dignidad y de la perseverancia frente al terror. Uno de los últimos trabajos de Inaxio que ayudará al progreso de Euskadi y que perdurará en el tiempo mucho más que esa banda de criminales que ya tiene poco recorrido".

López también aprovechó la ocasión para enviar "un caluroso abrazo a sus directivos, a los trabajadores y a la familia de Inaxio Uria, cuando se cumple mañana [por hoy] un año de su asesinato".