Aitor Aranguren presenta una hoja de servicios impecable en su, por el momento, breve trayectoria como botillero de Erik Jaka. Dos victorias en otros tantos partidos. El zaguero de Aginaga se ha estrenado en estas labores en la presente edición del Torneo San Fermín del Cuatro y Medio, competición que culminará este viernes con la presencia de su pupilo en la gran final del Labrit. En la bombonera pamplonica, entre el atronador bullicio festivo propio de un 7 de julio, Jaka vivirá su particular encierro frente a todo un miura como Jokin Altuna. Pero Aranguren no cree que haya motivos para sentir miedo: “Tiene que ir sin presión. El favorito es Altuna. Erik no tiene nada que perder y mucho que ganar”.

Para plantarse en esa cita, Jaka ha tenido que dejar en la cuneta, no sin sufrimiento, a dos rivales. El primero, Artola, en un choque duro, largo y peloteado (22-19) disputado el viernes en Zaldibar. El domingo, en Elgeta, tuvo que levantar un 7-0 inicial frente a Urrutikoetxea en un pulso plagado de errores, nervioso y solventado en 171 pelotazos (16-22). “El viernes le vi mejor, al principio estaba fresco y terminaba el tanto rápido. Con las pelota vivas aprovechó sus cualidades. Luego se cansó y el partido se endureció. Tuvo poco tiempo para recuperarse de cara al partido del domingo y en el inicio le noté mal de piernas”, explica Aranguren, que no lo vio todo perdido cuando Urruti le endosó de salida siete tantos seguidos, cuatro de ellos de saque: “Yo no tenía miedo. En un frontón rápido como el de Elgeta y jugando al cuatro y medio, Erik te puede hacer fácilmente una tacada de cinco o seis tantos. Ya se vio. Tras el 7-1, cogió el saque y al doce llegó por delante (9-12)”. 

Aranguren está convencido de que Jaka llega a la final mucho mejor que a las eliminatorias previas: “La semana pasada estaba recién llegado de su luna de miel -se casó el pasado 10 de junio- y tuvo muy poco tiempo para entrenar. Ahora, dispone de varios días para recuperar”. Pero, además del aspecto físico, está el anímico. Este tiene una trascendencia mayor en un pelotari como Jaka al que, tras tocar el cielo en 2020 con su txapela del Manomaniststa, no le han acompañado demasiado los resultados. “Eso te mina la confianza”, agrega. Pero el botillero cree que su discípulo esta revirtiendo esa tendencia: “Estuvo peor psicológicamente, pero desde hace algún tiempo ya se le veía que estaba yendo hacía arriba. Y ahora, jugar una final te levanta la moral”.

El de Aginaga es consciente de la dificultad de la empresa frente a un Altuna que llega arrollador, tras tomarse la revancha ante el campeón manomanista, Elordi (15-22) y dar una exhibición frente a Ezkurdia (13-22). “De cada cien partidos, Jokin es favorito en noventa y muchos. Es el mejor pelotari que hay ahora y, si pierde, lo pelea hasta el final. Pero Erik también es muy peligroso, acaba el tanto rápido y llega muy bien”, reflexiona. Aitor tiene claro lo que le dirá a Erik antes del partido: “Que se lo tome con tranquilidad, que será difícil, pero que puede ganar cualquiera. En un mano a mano todos tienen sus oportunidades y él debe aprovechar las suyas”. No sabe quién sufrirá más: “En la silla me pongo nervioso, pero intento aparentar que estoy tranquilo. Si el pelotari le ve nervioso al botillero, malo”.

El sábado, un día después de la final, Jaka y Aranguren volverán a saltar juntos al Labrit, pero esta vez vestidos los dos de blanco, en su primer envite del torneo de parejas sanferminero, en el que también les han tocado en suerte unos toros de cuidado en su grupo: Altuna-Rezusta y Jaka-Zabaleta. “Son dos parejas muy grandes, nuestro objetivo será pelear los dos partidos”, asume Aitor.