Charleta. Veo en el ordenador –ya somos casi mil, aunque dudo que todos hayan aguantado la hora y pico– lo que prescribe para “Poner en pie Osakidetza” la candidata bildustaní, interpreto que, consejera de Sanidad in pectore, en un acto de campaña, desde Vitoria-Gasteiz, bajo la presidencia del candidato a lehendakari, con seráfica actitud de vicario de la pastoral de la salud.

Con el tono suave y las cuidadas formas de una convivencia de la juventud parroquial, vestidos de Armani como el diablo, con el auxilio de medios audiovisuales y pedagógicas maneras, sin estridencia alguna, la aspirante, que se ha estudiado el tema que expone, desgrana su mensaje ante un auditorio que, dicen, está compuesto de personal sanitario que nada cuestiona y la cámara fija que le graba.

En ese ambiente de paz y sosiego, casi de reunión familiar con el yerno ideal, la ponente hace un análisis crítico de la situación, sin profundizar en absoluto. Cuando lleguemos al poder, ya veremos.

La precariedad de la mayoría de los puestos de trabajo, debido a los ajustes de Montoro, con lo que supone de desmotivación para los trabajadores. Advierte de la privatización –palabra tabú que impacta y activa la manipulación de la opinión pública– que se evidencia, por el incremento notable de suscripción de pólizas, cierto, según datos ofrecidos por el sector, en 2023, ya que crecieron un 6,59% debido a las demoras de atención en los centros de salud, especialmente en pediatría, que ahora se trasladan a la privada.

Enredo

En realidad, es un logrado trampantojo digno del aplauso para el espectador iniciado, pero peligroso porque, sin aportar ningún dato contrastable, puede convencer a la ciudadanía de buena voluntad, debidamente desinformada y pelín incauta, que no cuestiona nada y ya está predispuesta contra Osakidetza. Es la mayoría. Otros, con muchos más medios, han sido incapaces de comunicar sin artificios, durante demasiados años.

La promesa de incrementos de plantilla del 10%, es totalmente irreal, falsa y demuestra su absoluto desconocimiento del sector y cierto populismo de taberna –último bastión de la libertad del proletariado, según Karl Kautsky, un lacayo de la burguesía. Lenin dixit. Amén-. Y la referencia aquí y ahora al camarada Vladímir Ilích Uliánov no es gratuita. No existen médicos de familia ahora para incrementar nada.

Lo de conceder años sabáticos al personal es un lujo asiático. Aunque Osakidetza tenga ciertos parecidos con la universidad en algunos aspectos de la gestión de personal, las “peculiaridades” de algunos contratos, oposiciones y nombramientos, por ejemplo, esos “tiempos muertos para la formación, parcialmente retribuidos”, que disfrutan los docentes universitarios, hoy por hoy, son impensables en el sistema público de salud.

Opacidad

Nadie se atreve a decir con claridad que, los próximos ocho o diez años van a ser muy duros para los usuarios, para Osakidetza y para los propios profesionales, y que eso nos debe quedar a todos, muy claro. Es el plazo previsto para que las nuevas promociones de médicos, fruto del aumento de la oferta docente, se incorporen a la asistencia primaria. Si se incorporan. Luego sobrarán mogollón.

Tampoco asumen que, por responsabilidad, hay que dotar de autonomía de gestión a la asistencia primaria, poniendo a su disposición recursos económicos y humanos y rompiendo los corsés que, en este momento, suponen las OSIs, para ser más eficientes y eficaces.

Género

Que no falte. La propuesta de crear la subdirección de Género, me imagino que para dársela a otra médico de familia que, detraerán de la consulta de un centro de salud –nuevo despilfarro de talento–, es otra genialidad, por decirlo de forma suave, aunque sea muy correcta políticamente. No creo que esté entre las cien primeras prioridades, pero queda bien y se lleva mucho. Sugiero la lectura de Som dones i diem prou, que está en catalán –con perdón– o una recensión del libro en castellano.

Público & privada

Exigir hoy que los médicos con actividad privada, la mayoría jefes de servicio o adjuntos, opten por lo público o lo privado, con la penuria de profesionales existente, podría contribuir a agravar la situación sanitaria hospitalaria. Otra cosa es que se exija la exclusividad en los nuevos nombramientos de jefaturas, compensándolo de alguna manera, y entonces nos tenemos que referir al presupuesto que, como todos debieran saber, se compone de ingresos, detalle nimio, del que fácilmente nos olvidamos, y de gastos. Y en ese campo, en el de las concreciones y su reflejo presupuestario, naufragan. Pero no importa. A una mala se crea una plataforma y listo. Nadie se cuestiona estas cosas. Volvemos a la barra de la taberna o a su terraza y la cervecita, como si estuviéramos en el Madrid de Ayuso.

Paciente

El polisémico término viene de latín patiens (sufrir, aguantar, padecer). Pero todo tiene un límite. La ponente, entre tanta palabrería disfrazada de ciencia y continuos brindis al sol, se olvida de que al paciente le asiste el derecho a la consulta presencial con el médico. Precisamente, lo que nos han robado los profesionales, con la complicidad necesaria de Osakidetza. Y de eso no dice nada, como si no le importara lo que nos sucede a la ciudadanía.

No hay evidencia científica de que las consultas telefónicas supongan una mejora en la buena praxis médica y, a la espera de un dictamen del Consejo Vasco de Colegios Médicos, custodio del correcto ejercicio profesional, cuando menos, debería existir la posibilidad de que el paciente pudiera optar sobre el tipo de consulta, telefónica o presencial. Sería un puntazo reivindicativo en su programa, pero se han olvidado.

Hoy domingo

Día de celebración. Lote de Mariscos Bruño de Usurbil con xangurro, nécoras, percebes, gambas, gambones, langostinos y pulpo. Ensalada de tomate. Caldo de cocido. Arándanos, fresas y naranja, por el ácido úrico. Txakoli Ulacia de Getaria, Agua del Añarbe. Café y petit fours de OA de Hernani.