Haciendo el guiri

Un compañero y entrañable amigo, madrileño, con su familia, de paso por Donostia al regreso de Normandía, me pidió le preparara una ruta para comer de pintxos -lo que antes de llamaban banderillas- por nuestra Parte Vieja. He sido jurado en concursos oficiales de pintxos. Incluso fui miembro, brevemente, del Instituto del Pintxo. Se lo desaconsejé.

Le expliqué que es falsa la leyenda de las cuadrillas de txikiteros donostiarras -especie que el cáncer y la cirrosis extinguieron- que comían pintxos acompañando al morapio. Además, hace años que los nativos, fuimos expulsados de la Parte Vieja, como lugar de esparcimiento por la presión turística y nuestras visitas puntuales, las hacemos, sin parar en los bares, en su mayoría gestionados por gentes extrañas al barrio y al país, cuya oferta se dirige hacia los visitantes galos. Cité la incomodidad de comer de pie, entre empujones involuntarios de otros clientes y con el riesgo de ensuciarte. Mencioné los precios, entre tres y seis euros la pieza y que, si el hijo que le acompañaba era de buen saque, debería ajustarse los machos o visitar el Juantxo. Probé ofreciéndole una comida en la sociedad o uno de los dignos menús del día que se ofertan en otros puntos de la ciudad. Incluso le mencioné el original restaurante Sukaldean, de Aitor Santamaría, hijo del creador de la cocina en miniatura. No. Querían probar nuestros pintxos.

Analicé con la colaboración de nuestro crítico gastronómico Josema Azpeitia y trazamos una ruta: Paco Bueno y sus gambas gabardina. Martínez, Intza, Gure Borda y para finalizar, un pintxo helado en Mahala y Geuria en el Boulevard. Los atascos para atravesar Burdeos les impiudieron cumplir el horario, obligándonos a quedarnos en el Antiguo. Oliyos, apuesta segura. Josetxo nos dio un festival en la barra, a un precio razonable.

Café en el Peine del Viento, paseo por Ondarreta, Miramar y la Concha. Recogieron el coche del aparcamiento del Antiguo y, mientras continuaban satisfechos su viaje hasta Pancorbo donde tenían previsto pernoctar, me fui a celebrar, por todo lo alto, el octavo cumpleaños de mi nieta Lore con piñata, bizcocho y velas, incluidos.

Como los salmones

En la última fase de sus vidas, los salmones, remontan un río, -no siempre el que los vio nacer, otra leyenda, ésta fluvial- para desovar y morir, lógicamente contra corriente. Leo unas manifestaciones, que, como en el caso del pez eurihalino ¡toma ya! -que tolera grandes variaciones de salinidad en el agua- realiza el general retirado argentino César Milani, sobre el rotundo fracaso que ha supuesto la contraofensiva ucraniana y lamenta la muerte de miles de soldados ucranianos por intereses que les son ajenos. Quizás sea una opinión interesada, pero como en este momento el tema está invisibilizado en los medios, es difícil encontrar opiniones contrarias y sospecho que algo de razón tiene.

Por cierto, y no deja de tener su gracia, de no tratarse de un asunto serio que me afecta por mis “nietas” ucranianas, según informan algunos medios estadounidenses, los carros de combate Abrams, que USA suministrará, facturando claro está, a Ucrania, irán más afeitados que los toros de La Palmosilla que saltaron al ruedo en Azpeitia el pasado día uno. Efectivamente, se les ha retirado parte de su equipamiento electrónico más avanzado, que ofrece grandes ventajas al artillero y el blindaje secreto de uranio empobrecido, para que esta tecnología no caiga en manos de los rusos. Las opciones de éxito y la seguridad de los tanquistas ucranianos, pasan a un segundo plano. Y algunos criticaban la donación española de los Leopard porque no pasaban la ITV.

Níger

Un golpe de estado en Níger, una de las regiones más inestables del mundo, al sur de Argelia y Libia, entre Chad, Burkina Faso y Malí. Todo apunta a un quítate tú que ya has robado bastante, que ahora me toca a mí. Evaluemos las claves. Una pista nos ofrece el secretario de estado USA, Antony Blinken al definir al país africano como “ejemplo de democracia” en la desértica región de Sahel. Es decir, que, en este caso, los golpistas son los malos, mientras que el sátrapa gobernante era un buen chico, formado en Francia, que encarna los valores de nuestra civilización occidental que da ayuda humanitaria a cambio de expolios. El golpista es el prototipo del militar nacionalista nigerino, el “yerno ideal” e idealista, que va a devolver al pueblo, sus riquezas y su dignidad.

Se independizaron de los franceses en 1960, aunque mantienen su presencia militar. También USA tiene cerca de un millar de soldados desplegados y una base de drones en la ciudad central de Agadez, para luchar contra el terrorismo y salvaguardar la libertad y la democracia.

Los golpistas han suspendido las emisiones de los canales franceses de radio y televisión, porque difunden mentiras. Un ataque a la libertad de expresión, dicen los franceses indignados. El ciudadano europeo que se desinforma con la tele en su sillón, entre cabezada y cabezada, está de acuerdo con la opinión oficial francesa. No se enteró que, a finales de febrero de 2022, la UE (Úrsula y Borrel) sentó un precedente al desconectar Russia Today y Sputnik en Europa. Aquello fue una sana medida profiláctica.

Níger produce el siete por ciento del uranio del mundo y, hasta hace poco, mantenía el programa nuclear francés. Los chinos están construyendo un oleoducto para transportar el petróleo nigerino y los rusos, que pululaban hace tiempo, pasan a ser los clientes favoritos del nuevo presidente y de paso, ofrecen mercenarios y combaten la hambruna con el cereal ucraniano. Es el terreno abonado para un Afganistán africano, con las lógicas aportaciones del terrorismo yihaidista, según algunos analistas europeos. Una merienda de blancos, para beneficio de algunos negros. Déjà vu. Amanecerá y veremos.

Hoy, domingo

Ensaladilla rusa. Lubina al horno, salsa menier. Melón con helado de avellana. Café. Petits fours. Txakoli Txomin Etxaniz y agua fresca del Añarbe.