na mujer australiana lleva 19 años en la cárcel tras haber sido acusada de ir asesinando a sus cuatro hijos, cuando eran bebés. Uno murió a los días y el que más duró, al año y medio. Ahora, un grupo de inmunólogos defiende que los pequeños podrían haber fallecido por la misma enfermedad genética y no por asesinato. Si así lo aceptan los jueces, la acusada podría dejar de serlo y habría pagado con dos décadas de su vida unos crímenes que, no solo no lo serían, sino que habrían supuesto un desgarro personal para ella, un horror detrás de otro, multiplicado por cuatro. El ser humano se adapta a las circunstancias y a esta mujer, Kathleen Folbigg, no le ha quedado más remedio que tragar con la realidad. Muchas personas han ido a la cárcel injustamente, pero este caso parece especialmente trágico. No ha estado preso 19 años sino 19 meses quien fuera presidente de Brasil, Lula da Silva, que fue liberado tras ingresar entre rejas después de ser condenado por corrupción, un delito ahora anulado. Una vez certificada su inocencia, el político de izquierdas anuncia que se presentará a la presidencia del país en contra del ultra Jair Bolsonaro. Quizás pueda recuperar el tiempo perdido y volver a ser presidente. Kathleen Folbigg, por el contrario, nunca podrá recuperar lo que perdió. l