o esperen aquí un alegato sobre la idea del amor romántico que tanto daño nos ha hecho y nos sigue haciendo. Quiero hacer referencia a esos amores que, en ocasiones, pese a ser grandes y completos son incomprendidos. Llevamos a nuestras espaldas una educación que provoca que los árboles no nos dejen ver el bosque. Cuando llegamos ya a una edad, algunas de las personas que más queremos llegan a una edad mucho mayor, en la que ya la necesidad de cuidados es tan grande que, en ocasiones, no se los podemos ofrecer o no como los merecen. En otras sí y bien está. El paso de decidir si esa persona querida, muy querida, debe ir a un centro donde recibirá los cuidados necesarios es complejo y duro. Más lo es no darle los cuidados de calidad que necesita mientras nos dejamos la vida en el intento. El amor tiene distintas caras y a veces toca la A y otra la B. Pero sigue siendo amor y no menor, ni peor, siempre que sea puro, de ese sin chantaje. Es amor, gran amor, ayudar a que la persona querida deje de sufrir, porque así lo quiere, porque el sufrimiento no es amor, es solo sufrimiento. Quiero pensar que si me veo en esa situación alguien me querrá lo suficiente para ayudarme a marchar sin sufrimiento. Con un beso y una caricia. Con amor.