esde que pusieron en órbita el nuevo precio de la luz, el 1 de junio, este se ha disparado como un cohete... y no hay quien lo pare. Viento en popa para el negocio de las operadoras eléctricas, que no dejan de frotarse las manos viendo cómo su proyectil surte el efecto esperado. Bueno, más que el esperado diría yo. El precio de la luz no deja de batir récords históricos justo cuando más aprieta el calor y el aire acondicionado es necesario. Por lo tanto, no me quiero ni imaginar a qué velocidad subirá cuando el frío haga estragos en pleno invierno. No obstante, los responsables del sector me podrían replicar argumentando que el precio de la luz se incrementa por la revalorización del gas natural o la subida de los precios de los mercados de emisiones, y no por porque ellos estén maniobrando para obtener esta reacción. Lo que pasa es que, aunque en el Gobierno español estén "preocupados por el alza del precio de la energía" y se excusen en que las razones de este repunte responden a cuestiones de "carácter internacional", digo yo que esto se podría haber evitado o, al menos, contenido cuando ya se auguraba que el mercado de la electricidad iba a escalar hasta niveles nunca vistos (se paga de media un 35% más que hace un año). Pero esto no es más que la opinión de un mero consumidor. Sin más.