o he entendido muy bien lo de que ETB hiciera anoche -una semana después y sin avisar; de víspera anunciaban una película- el mismo programa homenaje a la Real que, decían, no se podía hacer porque no se habían organizado actos ni recepciones a causa del covid. Como si el papel de la televisión pública no fuera precisamente acercarnos a todos hasta nuestras casas el acontecimiento histórico que no pudimos vivir en las calles -ni en el campo- y suplir precisamente ese vacío que acabó en gritos de protesta por la cancelación de un programa que sí estaba previsto antes de conocer quién era el campeón de Copa y aun sabiendo que no habría recepción. Pero lo que sí he entendido, me ha emocionado y me ha parecido digno de portada -de hecho, lo es- fue el homenaje que, Copa en mano, la Real brindó ayer a los sanitarios de Gipuzkoa por ser los campeones en la lucha contra el covid. Un amplia representación de la Real, encabezada por Asier Illarramendi, Mikel Oyarzabal, Imanol Alguacil y Jokin Aperribay, acudió por la mañana en el bus del equipo hasta las puertas del hospital para brindar su Copa y su aplauso a los mismos que tanto aplaudíamos hace justo un año desde ventanas y balcones, y ahora parece que hayamos olvidado. Pues la Real no, y me alegro. Ha sabido estar donde debe estar cuando debe estar. Muy bien por ellos.