llegados a este punto, en el que la vacuna contra el COVID-19 aparece al final del túnel en el que estamos inmersos, surge en la sociedad un debate que dará mucho que hablar. ¿Nos queremos poner todos la vacuna? ¿Quiénes no quieren? ¿Existe el miedo a los efectos secundarios? Hay encuestas que indican que cerca del 50% de la población no se plantea vacunarse contra el coronavirus. ¿Entonces? Si una parte tan importante de la ciudadanía es contraria, ¿estamos a salvo ante una enfermedad tan desconocida y que tanto daño está causando? Este es el motivo por el que comienzan a suscitarse obligaciones que hasta ahora no existían... Estamos acostumbrados a identificarnos cuando nos lo exigen y a presentar certificados de todo tipo, pero ¿y si nos obligan a demostrar que nos hemos vacunado para subirnos a un avión, asistir a un espectáculo o participar en un evento? Pues parece que así será... Por ejemplo, Ticketmaster (compañía de venta de entradas) ha anunciado que requerirá una verificación de vacunación o un test negativo antes de los conciertos. En cualquier caso, al tratarse de un asunto tan serio como el de salvar vidas, yo tengo muy clara mi postura, y no me hace falta que surjan este tipo de condicionamientos, pero hay gente que piensa diferente. ¡Tenemos debate para rato!