ipuzkoa presume, más que nunca, de contar con una gran paleta cromática. Son diversos los colores que predominan en nuestro territorio, como el amarillo de la trainera femenina de Orio, que volvió a imponerse en la Bandera de La Concha tras haberse adjudicado la liga por segunda vez seguida, o el verde de la embarcación masculina de Hondarribia, que hizo lo propio en su categoría en aguas donostiarras (decimocuarto entorchado y tercero consecutivo) y también tiene la oportunidad de repetir éxito en la Liga Eusko Label el próximo fin de semana. Eso sí, la pandemia del COVID-19, también en esta ocasión, impidió que el muelle se tiñera de estos colores y el resto que conforman la paleta del mundo arraunlari. No tan colorido fue el estreno de la temporada tanto para la Real (aunque si nos fiamos del dicho de Toshack, el equipo no arrancará hasta que pasen las regatas) como para el Eibar, al cosechar sendos empates; el tono txuri-urdin (ayer con equipación negra y naranja) fue difuminado por el blanquivioleta de Pucela y el azulgrana adquirió tintes celestes del Celta en Ipurua. Al menos, el amarillo del Bidasoa y el azul del Bera Bera se dejaron sentir con fuerza en el debut liguero del balonmano. En cualquier caso, el deporte guipuzcoano vuelve a prometer grandes alegrías.