uándo empezaremos a pegarnos tiros por la ventana? Ah, que ya ha pasado. Cuidado, porque entramos en una semana delicada. La oferta del buenrollismo se acaba. La novedad de conocer al vecino y ver que otras personas viven donde creíamos que solo había macetas ha estado muy bien, pero día a día vemos que se asoma la misma cara, pone la misma música a tope, anima con las mismas chorradas y lo que antes nos parecía un alarde de originalidad ya cansa. El confinamiento ya es rutina y no se avista el fin. Y aun así toca enfrentarse a la frustración por las vacaciones, al saber que yo no tenía que estar aquí. ¿Habrá algún otro yo en una tercera o cuarta dimensión que habrá podido disfrutar del vuelo y el hotel que contratamos, con tanto esfuerzo, hace medio año? ¿Y cómo va esto de las vacaciones enclaustradas? ¿Cesarán las escuelas televisadas de ETB y TVE? ¿Desaparecerán la Griso y la Quintana? ¿Quién va a mandar ahora a los reporteros a colarse en el hospital de Ifema a toquetearlo todo y flipar por ver un paquete de garbanzos en una despensa? ¡Oh, Susanna son garbanzos y vienen en paquete! ¿Esto me convalida para que pongáis en el rótulo periodista de investigación? Cuidado, porque entramos en la semana en la que empezamos a no estar para chorradas.