a paciencia es un virtud que no adorna a todo el mundo. Y los que la tienen ya han ganado algo. En este proceso de guerra al virus en la que estamos metidos, va a ser necesaria en grandes dosis y los que carecemos de ella vamos a tener que cultivarla. Sí o sí. Paciencia para esperar que los días pasen, que las noticias sigan siendo malas, que empiecen a ser buenas, que veamos la luz. Paciencia para mejorar en caso de enfermar. Paciencia para comprar el producto desaparecido en el súper. Paciencia para no saber qué va a pasar al día siguiente, para acatar las indicaciones que tendremos que cumplir. También tendremos que echar mano de ella para leer un libro, ese objeto lleno de hojas de papel que en muchos hogares ha quedado relegado por las múltiples pantallas que nos entretienen. En este proceso, tendremos que darles las gracias también a las pantallas. Y a la tan denostada televisión, esa caja tonta en la que todo cabe, incluso lo mejor. Podremos viajar por el mundo gracias a los programas de viajes o aprender a cocinar nuevos platos. Podremos limpiar armarios, pintar paredes, aprender a coser y también a aburrirnos. Y daremos gracias al teléfono, que nos permitirá seguir charlando con las personas cercanas y con las que nunca hablamos por falta de tiempo.