Aunque mañana jurará su cargo en la solemne y siempre emotiva ceremonia a la sombra del árbol de Gernika, desde las siete de la tarde de ayer, Imanol Pradales Gil es el octavo lehendakari.

Parece mentira, pero solo han pasado 209 días desde que el PNV anunciara que Iñigo Urkullu no sería su candidato y 208 desde que comunicó que confiaba en el santurtziarra para revalidar la primacía del Gobierno Vasco.

Superada la sorpresa inicial y quizá hasta algún recelo interno ante la apuesta por un perfil que no había tenido relieve público fuera de Bizkaia, el bogador inició su frenético camino para convertirse en patrón.

Ya en los primeros meses, todavía solo como aspirante a ser refrendado por las bases jeltzales, se fue ganando la confianza de los compañeros que no lo habían tratado y empezó a ser conocido por la ciudadanía a la que iba a pedir su voto.

Buen tono

Previo paso por la agónica victoria electoral del 21 de abril, el meteórico viaje culminó ayer, cuando la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, anunció el resultado de la votación. Como estaba previsto, el respaldo de los 39 escaños que atesoran PNV y PSE fue suficiente para superar la suma de los 27 votos que recibió Pello Otxandiano y las nueve abstenciones de PP, Sumar y Vox.

En las horas anteriores (más de siete entre la sesión matinal y la vespertina), la Cámara de Gasteiz vivió un maratoniano pleno de investidura con un tono general de enorme respeto. La diferencia con el gallinero cada vez más insufrible que son las Cortes españolas es abismal. Ojalá la legislatura siga por la misma senda, con lugar para las críticas aceradas pero manteniendo las formas.

El propio discurso del candidato aritméticamente imposible, Pello Otxandiano, fue por esa línea. El aspirante dejó sobre el atril un sinfín de reproches amén de un retrato de una Euskadi casi en blanco y negro. Pero lo hizo sin levantar la voz y, además, mostrando en varias ocasiones la disposición de EH Bildu a participar en grandes acuerdos de país.

Ojalá esa buena intención se concrete en hechos contantes y sonantes. Como dijo el ya lehendakari Imanol Pradales, la tarea que emprende es de tal magnitud que no puede llevarla a cabo solo.