Número dos del régimen teocrático y tiránico de Irán que acaba de fallecer en un accidente de helicóptero: Siguiendo sus propias creencias fanáticas, habrá que dar por bueno que Alá ha determinado su destino. Como siempre he sostenido que la muerte no nos convierte en buenas personas, me abstendré de ejercicios de hipocresía estomagante como el de los representantes de la Unión Europea Charles Michel y Josep Borrell, que manifestaron sus "sinceras condolencias" (sic) por su óbito.

Sin alegrarme, porque tampoco me da por ahí, al conocer la confirmación de su tránsito a "mejor vida", yo me acordé de Mahsa Amini, la mujer asesinada por su infecta policía de la moral, y de las decenas de personas ejecutadas o encarceladas por haber reivindicado la memoria de la joven. También por sus cómplices silentes en Occidente.