Respetado líder de ERC: Con ojos como platos, le escucho proclamar que se siente con fuerzas para seguir al frente de su formación a pesar del tremendo tantarantán que se llevaron en las urnas el pasado domingo. Me hago cargo de su trayectoria, que incluye una injusta pena de cárcel y sus mil y una derivadas dolorosas, pero creo que, en el momento actual, no puede rehuir sus responsabilidades. Resultaría hasta ventajista zanjar el asunto con la retirada de la primera línea de la política de Pere Aragonès. Es obvio que el president en funciones metió la pata hasta el zancarrón convocando a las urnas cuando tenía margen para seguir estirando el chicle. Pero a nadie le cuadra que tal decisión –a la postre, suicida– la tomara sin su respaldo. Piense en las históricas siglas que representa y en quienes, antes que usted, supieron hacerse a un lado.