La Fiscalía lo deja claro

– Isabel Erre que Erre Díaz Ayuso no suelta la presa de la ilegalización de EH Bildu. Es un mensaje de campaña contra Sánchez, pero también, ojo, contra Núñez Feijóo. Se trata de hacer pasar por tibio al teórico presidente del PP, que aunque ha soltado sus cositas sobre las listas, no ha llegado a los extremos de la emperatriz de Sol. Y a la doña le va a importar un pito que la Fiscalía del Estado, respondiendo a un requerimiento de una asociación de guardias civiles ultras, haya dejado claro que la coalición soberanista es “una formación democrática” (expresión literal) que cumple todos los requisitos para participar en la actividad política. ¿Punto pelota? Verán cómo no es así.

Chivite y el euskera

– Gol en Las Gaunas, o sea, en el Sadar. La aspirante a la reelección como presidenta de Navarra, María Chivite, pide ahora “un pacto para la convivencia en la utilización del euskera, partiendo de la realidad lingüística”. Traducido, nada entre dos platos. Palabrería a beneficio de inventario, como demuestran sus hechos en la materia a lo largo de cuatro años de legislatura. Nada que envidiar a la política de UPN. Y ahora que no nos lee nadie, confesemos que sus socios quizá podían haber ejercido más presión. Servidumbres del pinche pacto de progreso, me temo.

El “pacto de izquierdas”

– Le preguntaron por enésima vez al presidente del PNV si temía un “pacto de izquierdas” entre PSE y EH Bildu en la demarcación autonómica. Andoni Ortuzar dio la impresión de no estar preocupado por la eventualidad... de momento. Según él, sería una entente antijeltzale, cuyo precedente inmediato sería el que los socialistas firmaron con el PP para desalojar a su partido de Ajuria Enea. Por eso mismo, si servidor estuviera en la piel de Ortuzar, me tentaría las ropas. Los principios de su socio en la mayoría de las instituciones de los tres territorios de la CAV son volubles cual pluma al viento o como los de Groucho Marx.

Escándalo en Melilla

– Y mientras nos entretenemos con las cuestiones pirotécnicas, casi pasa de puntillas el enorme pufo electoral de Melilla. En la ciudad autónoma norteafricana se están comprando votos por correo a tutiplén. Nada menos que el 20% del censo ha solicitado esa opción de sufragio, cuando la media en el Estado no llega ni al 3%. Por lo que ha trascendido, cada papeleta se compra por 100 euros, aunque la cantidad puede llegar a duplicarse en determinadas circunstancias. El número de votos manipulados podría determinar más de un tercio de los 25 representantes de la Asamblea de Melilla, ahí es nada. l