Recién elegida nueva líder de Ciudadanos: Provoca una mezcla de ternura y vergüenza ajena escuchar sus proclamillas lanzadas al aire como si hasta el más pez en politiqueo no supiera que su formación va camino del cruel cementerio de siglas que pasaron de cero a cien y de cien a cero en lo que se tarda en pestañear. Resulta hasta divertido que proclamen ahora que ni se compran ni se venden, cuando su corta historia es la de una mercancía con ínfulas que, pese a todo, pasaba de mano en mano a un precio muy arregladito. Rozando lo grotesco, han cambiado el logotipo para, dicen, evocar el espíritu de la UCD de Suárez, formación que, les recuerdo, tuvo una descomposición muy parecida a la suya. Aunque, al menos, tocaron poder.