antante checa que ha adquirido la fama internacional póstuma por motivos que no tienen que ver con sus cualidades artísticas: Es usted la número ene de los cerriles antivacunas que han padecido víctimas de su propio fanatismo. En su caso, un peldaño de estupidez por encima de sus compañeros de secta, optó por contagiarse voluntariamente del covid contraído por su marido y su hijo, que sí están vacunados. Se atrevió a presumir en las redes sociales de que era su forma de obtener el pasaporte covid, obligatorio en su país, sin recibir el pinchazo que, según sus obtusas ideas, la habría convertido en miembro del sumiso rebaño. Tardó cinco días en morir sin resuello por la enfermedad que despreciaba. No hace falte escribir la moraleja. DEP.