Iba todo tan bonito para Pedro Sánchez en el fiestón de la OTAN en Madrid, la cosa tuvo que torcerse con una rojigualda al revés a su vera. Sí, como en Marruecos. Qué filón para los que le ponen velas negras. “No descartemos lo paranormal. O sea, que al paso del pobre Antonio se pongan boca abajo, por sí solos, las banderas, las cruces, los retratos. Es preferible esa especie de afección satánica involuntaria a la alevosía zapaterina, origen de tantas desgracias españolas”, se descogorcia Juan Carlos Girauta, que dedica su pieza de ABC exclusivamente a la tontuna.

Otro tanto hace Pablo Planas en Libertad Digital, sin evitar la gracieta cavernaria de moda, es decir, cambiar el nombre pila de Sánchez por Antonio: “El escudo del banderín español del pupitre de Sánchez también estaba mal. Tal vez fuera una señal, algo así como un código secreto, un mensaje dirigido a alguien que pueda estar chantajeando a Antonio. Ya es mala suerte, dos veces la misma piedra. Y eso que Joe Biden le había distinguido con un saludo que ya quisieran muchas papeleras”.

"Españita está bien y es Sánchez el que está cabeza abajo"

Chapu Apaolaza

En La Razón, Chapu Apaolaza le da literalmente la vuelta a la chanza. Según hace como que barrunta, puede ser que sea Sánchez el que está al revés: “Para colmo, en la Cumbre de la OTAN Sánchez -que parece abandonado por la suerte- ha aparecido de nuevo con la bandera al revés. Ya le pasó en Marruecos. Todo es cuestión de perspectiva. Me ronda el chiste de aquel que iba por la autopista y todos iban en dirección contraria. Mira que si a la bandera le han puesto a Sánchez al revés. Españita está bien y es Sánchez el que está cabeza abajo”.

"La bandera al revés significa desastre o petición de amparo, declaración de rendición ante el enemigo, solicitud de auxilio o protesta"

ABC

De vuelta en ABC, encontramos una noticia a medio camino del relleno, el invent y el cebo para clicks que pretende explicarnos el significado de estos incidentes: “Este gesto, accidental, se interpreta como «desastre o petición de amparo», así como una «declaración de rendición ante el enemigo, solicitud de auxilio o protesta», según los expertos en protocolo”. Y de propina, nos dejan caer que a alguien se le puede caer el pelo: “Cabe destacar que las «ofensas o ultrajes de palabra, por escrito o de hecho» hacia los símbolos o emblemas de España, está contemplado en el artículo 543 del Código Civil, y «se castigarán con la pena de multa de siete a doce meses»”.

“La cumbre de la OTAN es una catetada en la que Sánchez ejerce de tonto útil"

Antonio R. Naranjo

Ha sido el borrón del sarao atlantista, del que Sánchez ha salido muy airoso, aunque hay columneros diestros que lo ven de otro modo. Según Antonio R. Naranjo (El Debate), estos días se ha vivido en Madrid una de Paco Martínez Soria, con el inquilino de Moncloa haciendo de primo: “La cumbre de la OTAN es una catetada en la que Sánchez ejerce de tonto útil: todo se ha decidido en las reuniones previas del G7, y desde allí se ha venido a España Joe Biden, que quizá mañana crea haber estado en Tailandia. Estados Unidos tiene un pagafantas que, agobiado por las circunstancias e impulsado por su enfermiza vanidad, está dispuesto a pagar todas las copas para ver si le admiten en un club que le mira como al protagonista de La cena de los idiotas.

Terminamos en La Razón con Jorge Fernández Díaz, el chauchauchea con Villarejo y dice que lo negará todo. Mientras hace tiempo para sentarse en el banquillo, se adorna sobre lo que ha se ha divertido viendo a los rojos arrodillarse ante el imperio: “Para la Historia quedará registrado que un Gobierno socialcomunista acogió la Cumbre que adoptó con su entusiasta apoyo el mayor incremento de recursos humanos, económicos y materiales de la OTAN desde su fundación en 1949. Para ser unos socios antimilitaristas, pacifistas y anticapitalistas, no es una concesión menor que seguro el presidente sabrá agradecerles con su glamour otánico”.