No necesita mayores alicientes el PP para enrabietar su acoso al Sanchismo y caza al vuelo todas las coyunturas favorables para arremeter con toda la marrullería necesaria y desestabilizar a un Gobierno que considera ilegítimo. Sería farragoso, por repetitivo, detallar los calificativos, las hipérboles,, los embustes y patrañas que a base de reiteración y berreo se ha pretendido convertir en realidad. Cada declaración, cada comparecencia, cada discurso pronunciado por el presidente del Gobierno o por cualquiera de sus ministros o representantes se convierte en una competición de improperios y reproches. Este barullo pendenciero ha convertido en irrespirable el ambiente político llegando a madrileñizar casi todo el país.

A decir verdad, el devenir de los acontecimientos ha ido ampliado los frentes de ataque que la derecha agita machacona, insistentemente por tierras, mar y aire. La amnistía, el caso Koldo, las supuestas actividades delictivas de la esposa de Sánchez, los cinco días de retiro, las excrecencias de Milei, los desacuerdos entre miembros del Gobierno, los posicionamientos sobre el problema Israel-Palestina… Tiene cuerda para rato el PP en su ofensiva implacable para acabar con este Gobierno. Peo lo que ahora se está comprobando es que esta actitud agresiva contra el Sanchismo no era más que un entrenamiento para lo que ahora se va a poner definitivamente en marcha. Transcurrido el plazo legal para una nueva convocatoria electoral, aprobada la satánica amnistía y el pánico de que Vox le vaya pisando los talones, ha enardecido al PP y le vemos desbocado, enfurecido, y jaleado por sus apéndices mediáticos, El supuestamente moderado Feijóo parece haber impartido la consigna a sus más destacados mastines de abrir fuego desde todos los frentes.

Quizá por haberse creído en que hay que apuntillar la agónica resistencia de Sánchez, ahora o nunca, Feijóo ha añadido la consigna “”¡Convoque elecciones ya, señor Sánchez!” , homologable al a la larga exitoso “’¡Váyase, señor González! de José María Aznar. Y echó mano del recurso de convocar a la calle a a sus huestes con el reclamo de la amnistía. Ni el resobado lema de la convocatoria ni los exitosos precedentes lograron acercarse a las cifras de asistencia anteriores y puede decirse que se redujo a unos miles partidarios madrileños que, eso sí, aplaudieron los alaridos de Feiujóo y las impertinencias de Ayuso pasando revista a la retahíla de desastres que obligarían a Sánchez a disolver las Cortes. Lo van a repetir en cada concentración, en cada pleno, en cada micrófono que les pongan delante. Así que queda claro: ¡Váyase, señor Sánchez!1”, “Me gusta la fruta” y “Que te vote Txapote”,

Vienen, por tanto, malos vientos. No se puede negar que el Gobierno de coalición sostenido por tan heterogéneos apoyos, no lo tiene nada fácil y que tantos tiempo aguantando el chaparrón acaba por agotar la resistencia. Pero ya va siendo hora de que se deje claro a la multitud de despistados e ingenuos como a a la oposición feroz del PP yy Vox que los demócratas somos más y que lo que nos une es el rechazo absoluto a una alternativa liderada por la derecha extrema del PP y la extrema derecha de Vox. Hace muchos años que decidí no participar en manifestaciones ni concentraciones, pero si fuera preciso defendernos del fuego graneado del retroceso de nuestras libertades, me sumaría al cualquier convocatoria en defensa propia. Y no sé cómo no se les ha ocurrido aún a los que acordaron un Gobierno progresista.