Hay ganas, en unos más que en otros, pero está claro que la cercanía de las elecciones autonómicas vascas han provocado un cierto estado de ansiedad en la clase política y una cierta fascinación mediática como si de estos comicios se esperase un desenlace excepcional. En realidad, aunque ya se dan por hechos sondeos y especulaciones, lo cierto es que sólo el lehendakari Iñigo Urkullu sabe cuánto hay de inmediato o de distante en la convocatoria. Tal y como funcionan hoy día las estrategias en la política, era de esperar que el anuncio un tanto precipitado del relevo de Urkullu fuera inmediatamente aprovechado por la oposición para argumentar su discurso contra un Gobierno “en funciones” como signo de debilidad, aunque es bien sabido que la legislatura termina en julio de 2024 y que quedan aún leyes por aprobar.
El caso es que a partir del relevo que el PNV ha anunciado en la candidatura a lehendakari se ha desatado una fiebre de cambio que en el caso de los jeltzales va más allá que la propuesta como candidato de Imanol Pradales y alcanza a un buen número de veteranos que hasta este momento han sido la cara visible del PNV en las instituciones. Es la apuesta para un nuevo ciclo político, razonan los portavoces del EBB.
La necesaria e insistente llegada de un nuevo ciclo venía siendo el mantra de la oposición, más concretamente de EH Bildu con eco en Elkarrekin Podemos, y los sorprendentes cambios en el PNV muy posiblemente les han obligado a ponerse a su altura. Ante un Imanol Pradales presentado como poseedor de un currículum de alta capacidad académica, política e institucional, Sortu prescinde del sempiterno aspirante Arnaldo Otegi y propone a Pello Otxandiano, de la misma generación y parecido curriculum que el propuesto por el PNV. Queda ya concretada la apuesta y desvelado el duelo entre las dos formaciones que se supone van a disputarse la hegemonía en la próxima legislatura. Dos caras nuevas a las que se añaden otras dos no tan nuevas, Eneko Andueza por el PSE y Javier de Andrés por el PP. Falta por conocerse la opción de Sumar, o Elkarrekin, o como vaya a denominarse lo que en su día fue Podemos. Como datos curiosos, y a falta de la presentación de esta última formación, todos los candidatos son hombres, extraño en un momento especialmente sensible al feminismo; y por otra parte, los candidatos más conocidos, Andueza y De Andrés, son los menos valorados en las encuestas que hasta el momento se han ido publicando.
Caras nuevas en el cartel. Caras nuevas que han provocado desconcierto mediático. Caras nuevas que, a fin de cuentas, no van a inclinar demasiado la balanza porque aquí se sigue votando a las siglas más que a las personas y tampoco los personajes por sí mismos condicionan la decisión de los votantes.