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El variado zoco de la televisión

el modelo televisivo actual parece gozar del beneplácito de propietarios de canales, agentes comerciales de empresas anunciadoras y público en general a tenor de los resultados de audiencia: un programa como El Hormiguero tiene casi cinco millones de televidentes en el minuto de oro o Masterchef celebrities alcanza casi los tres millones el pasado lunes, mientras que otros productos de las temáticas no llegan a cien mil seguidores como Casa de empeños o Camioneros en Australia. En cualquier caso y a tenor de los resultados económicos, el vigente modelo de tele privada/pública satisface las demandas y objetivos de las emisoras privadas que tiene un buen chollo en el negocio de la en otro tiempo llamada pequeña pantalla; hoy la tecnología ha desarrollado grandes formatos y así para las venideras navidades se anuncian pantallas gigantescas para seguir los programas con calidad de emisión de alta cualificación. En el puzle de ofertas televisivas podemos elegir entre el cotilleo morboso de First Days conducido por Carlos Sobera a concursos variados de la mano de Jordi Hurtado, Juanra Bonet o Jorge Fernández, entre otros, que cada uno con sus estilo ofrece un buen plato televisivo. Series y más series, con culebrones de ficción o informativos que de todo en la viña del señor; y todos se sienten contentos y felices en este sector medio cultural, medio económico, medio instrumento del poder correspondiente. Tras más de cincuenta años de existencia de este poderoso medio de información y entretenimiento el panorama actual describe pautas de consumo fijadas, necesidades publicitarias cubiertas con spots lamentables, pero otros dignos de ser reconocidos por la Academia; un sector que presenta un amplio bagaje de profesiones y profesionales que hacen una tele de contrastes, mezcla de aciertos y errores, con poderosos momentos de creación e innovación.