Las redes sociales se incendiaron la tarde del pasado jueves con la noticia de que Telecinco retiraba de la programación de los domingos, la edición dominical de Qué tiempo tan feliz, el exitoso programa de fin de semana, de larga andadura, excelente resultados de audiencia (13%) y dominio de las franjas horarias del producto en sábados y domingos. Las interpretaciones sobre la decisión del antaño protector de la veterana periodista son variadas y plurales, desde un desfallecimiento de Campos hasta los malos resultados en la respuesta del público, que ya no era tan de la malagueña, con distintos resultados en sábado/domingo; y según Vasile, había que acertar con distintos gustos del personal en estos dos días y darle algo diferente. La fórmula se ha gastado y ya no vale María Teresa todos los días, además de su participación en Sálvame, como defensora del televidente y además, el reality monotemático que abrasaba la antena con andanzas y caprichos de la familia de marras. Tanto darle vueltas al tornillo que se ha gastado la rosca y el invento se ha ido al garete, más allá de los achaques de salud que suman más dificultad para mantener la situación. Algunos deslizan que la Campos ha agotado la paciencia del italiano mandamás y éste ha decidido cortar por lo sano y comenzar el proceso del agur televisivo, que Campos debiera emprender camino de una bien ganada jubilación tras conducir Qué tiempo tan feliz desde 2009 sin competencia alguna por parte de las demás cadenas. Problemas de salud, hartazgo empresarial, cansancio de la audiencia, necesidad de cambio, puñalada trapera del responsable máximo de Mediaset son razones suficientes que bien revueltas y agitadas han terminado en la presente situación de modificación de contrato. María Teresa Campos debe mentalizarse ya mismo para preparar su adiós mediático pues el tiempo del agur está cercano. Un merecido descanso para una reinona de la tele.
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