La aparición del programa de actualidad en las noches de los sábados de La Sexta conducido por Iñaki López supuso una bocanada de aire fresco en el panorama de programas informativos y de opinión, con un puñado de sabrosas entrevistas y una larga ristra de minutos dedicados a las tertulias de actualidad en un nuevo y atractivo formato con más de media docena de gladiadores dispuestos al combate dialéctico.
La dinámica fórmula en la noche sabatina comenzó a fraguar en las apetencias de la audiencia y desplazó a las demás ofertas televisivas, apoderándose de las franjas horarias correspondientes. La larga galería de tertulianos la encabezaba Pablo Iglesias, personaje mediático singular que se hizo un hueco en la nómina de opinadores y su imagen y perfil fue creciendo por sus intervenciones tertulianas.
En los últimos tiempos la marcha narrativa de las tertulias está amortiguada y los tertulianos parecen alienígenas trabados por sus discursos, maneras y contenidos explicativos.
Los Aroca, Sardá, Inda, Marhuenda y demás componentes de la banda no hacen más que repetir el guion, la aburrida cantinela de argumentos, denuncias y explicaciones que aburren por sabidas, molestan por exageradas y cansan por repetitivas.
Son tertulianos encasquillados por su necio hacer en atacar, zaherir y pelear en un duelo previsto y anticipado de este juego televisivo de todos contra todos; ejercicio profesional de opinar sobre lo humano y divino, trufado por el despectivo hacer de un director de periódico, por la mala educación de un periodista lenguaraz o el aburrido decir de un profesor de signo aparentemente progresista.
Y así hasta ocho figuras que cada noche con mayor o menor rotación asientan sus posaderas bien pagadas en el plató-corral de Iñaki López que deambula como guardia urbano en una circulación de comportamientos que termina por hartar.