Conductores de éxito
Una de las claves del éxito de un programa plantado en la parrilla de programación en franja horaria de amplia cosecha de televidentes es la personalidad y buen hacer del conductor/a que marca con estilo singular el oficio televisivo.
La historia de este medio presenta una galería de hombres y mujeres que han hecho de su especial manera de presentar, un hito en el desarrollo de este medio que no llega a los cien años, desde Kiko Ledgard hasta Chicote.
La mañana está ocupada por las reinonas de los magacines, y salvo la presencia de Manolo Ferreras, los hombres brillan por su ausencia, mientras que en horas vespertinas Jesús Vázquez, Jorge Javier, Pablo Motos, Manel o el Gran Wyoming plantan sus reales con estilos persuasivos, desde entrevistas hasta un info más allá de la cotidiana actualidad. Todos tienen marca, marchamo, estilo diferencial y por ello, se han hecho un hueco en el plantel de presentadores/conductores capaces de animar un concurso de imitaciones, un informativo de satírica comicidad o un espacio de talk show que a la hora del prime time aseguran a sus respectivas cadenas sustanciosas ganancias de audiencia e ingresos comerciales.
Sin llegar a la categoría de los grandes espacios de la tele de EEUU, los conductores imprimen carácter a su quehacer y son gancho atractivo de la tele autóctona. Son pequeños ídolos que ayudan a identificar programas; estrellas televisivas en una sociedad que desarrolla el culto a la personalidad de estos divos de la pequeña pantalla. Solo es posible el éxito en este poderoso medio si cala el estilo de quienes conducen como el casi abandonado Ramón García, el asentado Iñaki López o el incombustible Jordi Hurtado. Exigencias del guion que necesita de la carga de empatía del conductor para llegar a la audiencia e identificarla con los contenidos y dinámica del espacio. Este negocio es así. La tele es así.