El tal Diges tendría que pagarle a Jimmy Jump la multa que le impusieron por saltar al escenario con la barretina. La multa, el viaje y dietas por día. Sin Jimmy Jump, el tal Diges hubiese quedado el 13º o el 14º -creo que quedó el 15º- y se hubiese hablado de él un par de días a lo sumo, mientras que con la chorrada del Jump llevamos toda la semana. Toda una semana en boca de medio país no es un asunto cualquiera, hay empresas y discográficas y productoras que invierten millones de euros a mansalva y no logran eso. A Diges le va a salir gratis, por que los 1.800 euros de nada además los paga Jump y encima ya casi nadie habla de la basura de canción que cantó, un atentado en toda regla a un país en el que nacieron Quevedo, Valle Inclán y Alberti, todo para que un tipo salte a un escenario y diga algo chiquitito, algo pequeñito. Definitivamente, no es ya que la gente no tenga vergüenza de cantar algo así, es que además defienden que la letra es buena. No tengo palabras. Y no es una cuestión que afecte sólo a Eurovisión, que al fin y al cabo es un trasbordo de votos entre fronteras, si no que es apenas un ejemplo del nivel que impera en según que espectros musicales: música -por llamarla de algún modo- hueca y con letras -por llamarlas de alguna manera- huecas. El Aserejé al lado de estos que intentan crear un ritmo o un estribillo que se quede más de un mes es una obra maestra en toda regla. Pues el bueno de Diges no ha logrado ni lo uno ni lo otro y se ha visto herido en su condición de artista. Y lo peor de todo es que gracias a Jump lo tendremos en todas las salsas al menos este verano y no será capaz de darle las gracias a Jump por mantenerle en un candelabro en el que por sí solito no hubiese durado lo que tarda otro descerebrao en componer un nuevo ñordo.
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