Ha fallecido, de forma repentina la pasada semana, Lluís Comerón, presidente del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE). Él representaba lo mejor de la profesión. Múltiples eran sus afanes: mostrar a las y los arquitectos como profesionales al servicio de la sociedad responsables de crear el hábitat de las actividades humanas; impulsar una vivienda asequible y acogedora, con ciudades bellas y funcionales; propiciar y proteger la calidad de la arquitectura y asumir también las responsabilidades. Creía en la fuerza de las jóvenes generaciones. Trabajó por el reconocimiento de la arquitectura como bien de interés general, apoyando el desarrollo de la Ley de calidad de la Arquitectura, aprobada como proyecto de Ley en Consejo de Ministros y actualmente en tramitación parlamentaria. Bajo su mandato, la candidatura del CSCAE ha conseguido la celebración en Madrid del Foro 2022 de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) sobre vivienda digna y adecuada, así como el Congreso de la UIA en 2026, declarando a Barcelona capital mundial de la arquitectura. Él entendía nuestra profesión como única, intensa e integral, porque engloba el conocimiento de la arquitectura desde la creación, pero también desde la técnica y el humanismo, es decir, asumiendo todas las responsabilidades de la arquitectura. La muerte de nuestro presidente supone una gran pérdida. Un arquitecto que representaba lo mejor de la profesión.