Hace unos días, un buen amigo nos recordaba la existencia e invitaba a la audiencia del célebre y clarificador tango titulado Cambalache, creado por Enrique Santos Discépolo en 1935. Vamos con sus primeras estrofas: “Recordaremos que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. En el quinientos seis y en el dos mil, también. Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, barones y dublés. Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente, ya no hay quien lo niegue. Vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseados.Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador... ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! Lo mismo un burro que un gran profesor. No hay aplazaos ni escalafón, los ignorantes nos han igualao. Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón. ¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!...”. Y sigue...Servía para el siglo XX y sirve, igual que antes o más, para el XXI. ¿Usted qué opina?