¿Por qué hay personas que siguen atrincheradas en este riesgo cierto y absurdo? No son tarados o disminuidos. Están cortados por un mismo patrón argumental que no aguanta un debate serio. La historia de los beneficios de las vacunas es tan apabullante que desborda cualquier desvarío conspiratorio, Miguel Bosé. No es objetivo de este escrito rebatirlos ni abundar en los adjetivos que les atribuyen desde la otra parte (irresponsabilidad, insolidaridad, egoísmo...), porque creo que les asiste la indiferencia y la ignorancia. Dos de las carencias humanas más difíciles de revocar sin la colaboración del individuo. La cosa no tiene remedio porque no se les puede llamar ni a la reflexión ni a la obligación. Pero sí a las consecuencias de su postura: si enfermas, no acudas a los servicios de salud, te lo comes en tu casa.