Las estampas de los pasados días en Ceuta, como desgraciadamente ocurrió en Lesbos como la misma entrada a Europa y lo mismo en la frontera entre México y EEUU... dan mucho de que pensar. Siempre he creído que la diversidad cultural enriquece. Mahatma Gandhi decía: "No podrán sobrevivir aquellas culturas que pretenden excluir a las demás". El fenómeno de la inmigración que está viviendo Europa, y más concretamente el Estado español, controlado y regulado de forma adecuada, puede ser enriquecedor. Las nuevas ideas y comportamientos que cruzan constantemente nuestras fronteras, si son respetuosos con los derechos humanos, pueden brindarnos una variedad cultural sumamente positiva. No consideremos la inmigración solo como problema, sino también como oportunidad, oportunidad para crecer económicamente y para enriquecernos humana y culturalmente. Los inmigrantes no son turistas. Son gente que necesita trabajar aquí porque en su lugar de origen no han podido encontrar lo más elemental para poder subsistir. Creo que es justo ser solidarios y respetuosos con los inmigrantes que buscan honradamente en nuestro país poder trabajar para lograr vivir dignamente, sueño elemental para todo ser humano. A lo largo de la historia, el cruce de culturas ha sido casi siempre positivo. Por tanto, no veamos la inmigración como un mal, sino más bien como una gratificante posibilidad de enriquecimiento mutuo. Me ha gustado la muestra de la solidaridad eficiente del Gobierno Vasco. Reconozco que vivimos en un mundo terrible e injusto. Unos con problemas para poder llegar y comer algo y otros con colesterol. Lo de Ceuta, como antes en Lesbos y más sitios, ha sido una situación explosiva. Necesitamos paz y humanidad en las fronteras y en los mares.