Se habla mucho de la calidad y de la innovación, pero casi siempre utilizamos para hablar de lo tecnológico y poco de lo humano. La clave es crecer en humanidad para ser mejores personas. Lo importante no es la cara que tienes, sino la cara que pones. Al final, la calidad humana es la calidad del sentido común. Vamos peinando canas y uno mira a su historia personal y piensa que vale la pena vivir. Ya sé que es difícil sentir esto con la que está cayendo, pero es crucial mirar más al fondo y más allá, mirar con los ojos, con la cabeza y el corazón. El gran escritor inglés William Shakespeare (1564-1616) dejó escrito: "Una persona es grande cuando extiende su mano, cuando cierra su boca y abre su corazón". Saber extender la mano para saludar, para abrazar, para acariciar, para dar, hace grande a una persona. Y saber cerrar la boca para no mentir, para no murmurar ni ofender, para quedar en silencio y contemplar, también es signo de grandeza. Finalmente, saber abrir el corazón para comprender y amar, para interesarnos por las necesidades de los demás, para consolar y ayudar a nuestros semejantes en los momentos difíciles y para construir un mundo más justo, humano y fraterno, es también una clara manifestación de la grandeza de la persona. Hay doce verbos que son muy importantes y revisten una fuerza ética especial que no deberíamos de olvidar: observar, escuchar, hablar, dialogar, leer, escribir, reflexionar, recordar, gozar, agradecer, actuar y rezar.