Estamos en febrero, en pleno ciclo carnavalero. El martes fue la Candelaria, el miércoles San Blas, Santa Agueda eta gure iñauteriak. La emoción a flor de piel: la música entrañable -Galtzaundi y demás habaneras-, el recuerdo de muchos y felices momentos, saltando con la 7 y la 14 subiendo a los toros desde Plaza Zarra, la Diana y la Alborada, los Iriyarenas de los txistularis al salir la vaquilla por la puerta de toriles, los bailables, el disfraz y la comparsa…Se dice que los bares y terrazas ya están reservadas. Se oyen comentarios a favor de salir disfrazados, aunque sea de forma individual y con música grabada. Y el falso argumento de que siempre ha habido carnaval y nunca se ha suspendido. No fue carnaval lo que hizo una cuadrilla de franquistas tolosarras entre 1937 y 1940 sacando una charanga alguna tarde. No era posible el carnaval porque muchos convecinos estaban en el frente de guerra (incluso hermanos en trincheras contrarias); otros ya habían muerto; muchos no se sabía dónde estaban; otros más encarcelados o en el exilio en Francia, América, Bélgica y Rusia. Y mucha miseria y pobreza. Hoy la guerra es muy distinta pero también asesina y causante de pobreza. Se llama covid-19. Por esta misma, no es posible el carnaval. Aunque el corazón nos lo pida, debemos guardar el disfraz y la música, no los podemos sacar de casa. El efecto llamada, las calles llenas de gente y el alcohol pueden traer consecuencias muy graves para la salud, para la economía y para la paz social. El covid pone en riesgo alto nuestras vidas y, especialmente, la vida de nuestros mayores. Son numerosos los conocidos con tratamientos contra el cáncer que viven con ansiedad el miedo al contagio; y los tolosarras que ya han conocido la enfermedad y viven sus secuelas. ¿Y cuántos están esperando a ser atendidos como debe ser desde la atención primaria de Osakidetza o esperan la operación postergada? Y nuestro comercio y hostelería, ¿podrán hacer frente a las consecuencias de un nuevo cierre si por el carnaval se disparan nuevamente el número de positivos y seguimos en zona roja? La solidaridad de todos es más necesaria que nunca. No podemos caer en la indiferencia. Dejemos la 1, la 7 y la 14, Diana, Frascuarena e Irurita para el 2022. Seguro que serán los mejores Iñauteriak del siglo XXI. Este año no toca. Los disfraces y la música en casa. Nos jugamos todos mucho.