Antes de que se olvide voy a tomar nota del esperpento que nos toca masticar a día de hoy. Que en octubre de 2020 estemos viendo que un impresentable, un hijo caprichoso de papá, sea presidente del país más poderoso del mundo es algo para pensar muy seriamente. Y no solo eso, sino que le han votado millones de personas, y por eso está allí (aparte de las sucias martingalas) como presidente del país policía del mundo. Me acabo de enterar de que no pagó impuestos en 10 años. Y aún tiene la cara de presentarse a `presidente (¿y ganar?). La humanidad ha llegado a su punto más alto de descomposición. ¿A dónde hemos ido a parar otra vez? ¿O el estudiar en universidades ha sido privilegio de los más ricos y sus conocimientos les han servido para engordar a costa de todos los demás? Si a esto añadimos: ahogando o matando a tiros a ciudadanos negros a diestro y siniestro; y una población civil armada hasta los dientes, que sale a la calle con metralletas al hombro para defender a su líder, algo básico no funciona en esa cuadra de lujo. Creo que ese país necesita un confinamiento y un tratamiento severo para que expulsen virus, lombrices o porquería que albergan en sus entrañas. La barbarie y la estupidez se ha colocado en el epicentro de sus vidas, como lo hizo en Europa el siglo pasado. Peligro.