En unos días comienza el curso escolar. Los interrogantes para el alumnado, para las familias y para el profesorado son numerosos. Desde el Departamento de Educación del Gobierno Vasco han avanzado que no se va a contratar a más profesoras/es y que contemplan una vuelta "con la mayor normalidad posible, dadas las circunstancias".El pasado fin de curso resultó caótico. Comprensible, ya que nadie esperaba en marzo una situación como la que sufrimos. Sin orientaciones desde los responsables políticos de Educación, la educación a distancia fue obra de cada enseñante. Unos/as se esmeraron más allá de la creatividad y posibilitaron con su ingenio y vocación mantener la atención y las ganas de aprender de esas niñas y niños enclaustrados. Otros/as se limitaron a enviar capturas de Google o de fichas imposibles de imprimir con el objetivo de llegar hasta el final con el programa escolar marcado. La desigualdad entre quienes tenían más medios y tiempo y los niños que se enfrentaron más solos a esa situación aumentó.Resultado: estrés en las familias, agobio en los niños/as, aumento de las brechas, etc€Septiembre entonces se veía muy lejos. Ahora está a la vuelta de la esquina. Los niños y sus padres y madres se preguntan cómo va a ser la vuelta al cole. Desde el Departamento se asegura que se están poniendo los medios necesarios. Estos se limitan al tema de las distancias, la higiene y las mascarillas. Pero, ¿qué pasará cuando haya que volver a la educación a distancia? ¿Por qué no se están marcando pautas en ese terreno? ¿A qué se atendrán las profesoras en esa situación si no hay un modelo único a seguir? ¿Por qué no se establece una estrategia educativa ante la imposición de futuros confinamientos? ¿Volverá cada cual a inventarse sus propias fórmulas? ¿No se merecen nuestros hijos e hijas una educación de calidad, avanzada pedagógicamente y en la que se sientan acompañadas/os también online? Ahora no pueden achacarlo a que no estábamos avisados.