El modelo vigente de tele se ha construido sobre contenidos y materiales mezclados con el paso del tiempo y la singularidad de cada cadena. Los responsables de cadenas generalistas experimentan en búsqueda del modelo que encaje en el alto consumo de sus programas informativos, deportivos, culturales, y haciendo del modo grabación un apoyo importante a la producción y confección de las escaletas diarias en pos del triunfo social, económico y de construcción de la Opinión Pública. El término Telebasura se adapta a la perfección con cadenas que han desarrollado contenidos y estilos sobreexplotando temáticas dolorosas, agresivas y malolientes. Hurgar en el pozo humano que cada uno transporta como modo de producción televisiva. Invadir la privacidad, revisar las entrañas de los personajes son prácticas para construir narraciones televisivas en busca del morbo. Toneladas de basura justificada por el cumplimiento de objetivos empresariales. La práctica del fin que justifica los medios, que se mueve en la ciénaga de la agresión, la violación y descarnada desnudez de los muñecos tratados como títeres de cartón y tela. Basura de la tele, vertida con mayor o menor intensidad en un ejercicio de telebasura emocional y poco digna de una sociedad sana y crítica con contenidos, modos y modelos. La vieja práctica de echar la culpa a la audiencia, al público soberano, a las masas seguidoras de mitos, sólo sirve para el autoengaño y falta de respeto a la ciudadanía consumidora de tele. Toneladas de basura que cada día se desfogan en emisiones indignas y poco respetuosas con la dignidad de personas, ahogadas en estercoleros de lucecitas, celofanes de colorines y vidas sangrantes de impiedad y tele destructiva.