Tengo un problema con el fútbol. Que se traslada también al fútbol femenino, en menor medida, claro: su omnipresencia en los medios, que hace que otros muchos deportes reciban mucha menos atención de que la deberían para hacer de sus competiciones atractivas para patrocinadores, público y practicantes. Estoy muy a favor de que las jugadoras de la selección denuncien todo lo que crean justo denunciar y que vayan logrando todos sus objetivos, puesto que su lucha seguro que redunda en beneficio de millones de mujeres más, pero me saturan muchas informaciones que se dan alrededor de ese deporte pero que no son el tema central a tratar y me satura que se hable solo finalmente de una actividad cuando decenas más siguen invisibilizadas. Pongo un ejemplo: me parecerá muy bien que televisen en La 1 los choques de la selección española de fútbol femenina, pero me parecerá entonces una discriminación inaceptable que no se haga lo mismo con las mujeres de baloncesto o balonmano u otros deportes. ¿Que tienen menos practicantes? Bueno, precisamente para subir el nivel de practicantes lo que hace falta es difusión. Y del atletismo, de la natación, de la gimnasia, del voleibol... Hay decenas de deportes y miles de deportistas españolas invisibilizadas y que a lo sumo pillan un rato en Teledeporte, con sueldos –si los tienen– irrisorios o directamente amateurs. Hace falta una política nacional de promoción y ayuda positiva al deporte femenino para que en el libre mercado de los deportes gane público, audiencias, patrocinios y base de practicantes. Olé y olé a las jugadoras de la selección española, pero es tarea de todos erradicar machismos latentes u ocultos pero también que esto no se quede solo en una ola que beneficia –justamente– a unas elites de un deporte concreto y no redunda en beneficio de miles y miles y miles a las que nadie o apenas sus entornos apoyan y escuchan.