El Benidorm Fest ha elegido una canción de la OTI de 1985 para llevarla a Eurovisión 2025. Para quien no lo sepa, la OTI era un festival de la canción iberoamericano hecho a base de excesos y topicazos, como los que usa Melody en su actuación. La OTI era como si se hiciera el festival de Eurovisión cantando casi todo en castellano desde el salón de un hotel de Benidorm. Quizás por eso tras la primera edición del BeFest, que ya nadie llama así porque el patrocinador paga una pasta para que no le acoten el nombre, alguien en TVE se vino arriba y prometió resucitar el invento porque echaba de menos cruzar el charco (la última edición se hizo en Acapulco), y ahora que los festivales duran una semana se pasa mejor. Incluso prometieron la vuelta de un gran programa musical a TVE y hasta le pusieron nombre, Groenlandia, en homenaje al tema de Bonezzi. También quedó en nada y la tele sigue igual, con José Luis Moreno como último referente de los programas musicales de La 1.
Con todos esos castillos en el aire ya olvidados, lo que sí ha hecho TVE este año es acometer la edición más pobre y aburrida de las cuatro que lleva el Benidorm Fest. El escenario muy bonito, vale, pero de poco sirve si quienes seleccionan a los participantes olvidan que un requisito mínimo debe ser que sepa cantar en directo, ni siquiera digo ya afinar, y a poder ser que la canción sea profesional y merezca un poquito la pena. Pero TVE ha consolidado este año el Benidorm Fest como una competición de cantantes de karaoke empeñados en imitar a sus ídolos con mayor o menor fortuna pese a que deben interpretar propuestas originales, con todo lo que la palabra implica. En definitiva, han convertido el Benidorm Fest en Tu cara me suena pero sin famosos, aunque con el mismo maquillaje y ropa estridente. Pero tampoco es que los responsables del programa estuvieran más afinados; no hay disculpa para esa mezcla de calamidad y caos que nos endosaron en forma de primera semifinal en la que hasta las presentadoras estaban perezosamente encorsetadas sin saber reaccionar. Afortunadamente, el jueves y el sábado supieron resolverlo y el trío Paula Vázquez, Ruth Lorenzo e Inés Hernand (qué bien le funciona el desparpajo cuando se prepara las cosas y no ve muertos a su alrededor) brilló como debió hacerlo el primer día.
Pero el nivel de las propuestas y canciones quedaron en evidencia cuando en el descanso actuó Amaral, impecables, y la siempre sorprendente Rigoberta Bandini que, con su grupo de tecnoyayas, se reivindicó, otra vez, como la candidata perfecta para sorprender en Eurovisión cantando “Dime si estoy guapa y si lo hago bien, dime si te gusto o no me puedes ni ver”. Todo el Benidorm Fest condensado en una frase. Con ella nos podíamos haber ahorrado las seis horas de tostón.