No tengo del todo claro que la mejor estrategia para combatir las ideas xenófobas y racistas sea negarse a confrontar dialécticamente con ellas, pero eso fue lo que decidió ayer por mayoría la Mesa del Parlamento navarro con una propuesta de Vox a cuenta de la inmigración ilegal.

Primero, por principio. No estamos sentando muy buen precedente para el día en que otra aritmética parlamentaria decida que no quiere que la cámara navarra sirva de altavoz del, se me ocurre, independentismo, republicanismo, federalismo o pongan el ismo que ustedes quieran.

Y segundo, porque negarse a debatir no dice mucho de la firmeza de tus ideas en un momento en el que, más bien diría yo, lo que se necesitan son buenos argumentarios y más cajas de resonancia para combatir unos planteamientos peligrosamente al alza (el último ejemplo, este fin de semana en Austria). Se ha perdido además una buena oportunidad de ver cómo se retrataban UPN y PP ante una moción de la extrema derecha repleta de odio, mentiras y tergiversaciones.

Mientras, seguimos sacando cadáveres del Atlántico en las costas canarias. En este tétrico panorama, consuelan reportajes como el que ofreció anteayer Salvados, en la Sexta, sobre las redes de apoyo a los emigrantes ilegales de Irun, Hendaia y Baiona. No siempre me siento orgulloso de ser de aquí, pero el domingo por la noche lo hice, e incluse me emocioné con los inusuales bertsos de Amets Arzalluz al principio y al final del programa de esta cadena española.

Por cierto, ya es casualidad, la mayoría de las gentes que entrevistó Gonzo para ese espacio están mañana día 2 de octubre citadas a declarar en las dependencias policiales de Hendaia bajo la acusación de pertenencia a grupo organizado para realizar actividades fuera de la ley. A comisaría por hacer lo correcto, por hacer lo único moralmente irreprochable.