En la Grecia antigua consideraban que la ciudadanía era titular de un poder que se ejercía de forma directa (democracia), pero la historia muestra que, salvo excepciones, el poder ha sido impuesto por la fuerza de las armas (totalitarismo). La moderna implantación de sistemas democráticos altera la situación consiguiendo que sean representantes de la ciudadanía los que asuman el control. Se ha restaurado la legitimidad formal, pero el ciudadano (titular del poder) limita su participación a la emisión periódica del voto. ¿Es ese el nivel de democracia que requiere la sociedad?
Hoy nos encontramos ante un nuevo escenario; la socialización de la educación ha generado una ciudadanía con elevados niveles de conocimientos e impresionantes medios de información que releva a la endémica incultura de antaño. El trabajo de mucha gente (anónima y voluntaria) consiguió movilizar a la sociedad mediante eslóganes como jakintzak askatuko zaitu (Ikastolas), hay que socializar el saber para democratizar el poder (Arizmendiarrieta)... que han dado sus frutos y transformado la base social. La sociedad cuenta actualmente con una gran riqueza, su población, verdadera “mina de oro” capaz de ejercer mayores cotas de poder, que rehuye de paternalismos alienantes y reclama participación.
También la sociedad se enfrenta a nuevos escenarios. La evolución de la ciencia y de la tecnología provocan cambios radicales que requieren modificaciones en su organización: el poder político se “escalona” en varios niveles (desde el municipal al europeo), el poder económico deriva en plurinacional con escaso control político y nace, desde movimientos comunitarios, un potente “tercer sector”. El poder concentrado de entonces se dispersa en poderes autónomos. La democracia debe adaptarse sin limitarse al exclusivo ámbito político.
En estas circunstancias, no se puede hablar de democracia como si se tratara de un todo o un nada, sino como proceso de madurez en el que el ciudadano trabaja por alcanzar la responsabilidad y protagonismo que le corresponde. Desde un mínimo exigible en política para que pueda denominarse como “democrática”, se abre un amplio campo de conquista en distintos ámbitos de poder y con modalidades específicas para cada uno:
- La “democracia directa” se adapta a momentos puntuales en los que es preciso responder a una consulta o refrendar cuestiones que se sometan a su aprobación (Participa la persona como tal).
- La “democracia participativa” se adapta al ámbito comunitario, “tercer sector”, y permite movilizar e impulsar la capacidad creativa existente y responder a necesidades sociales compartidas (Participa el voluntariado)
- La “democracia representativa” se adapta al ámbito político y tiene relevancia en la elección de los órganos de gobierno a través de formaciones ideológicas diferenciadas (Participan las personas encuadradas en ideologías)
- La “democracia compartida” (¡si como tal puede llamarse!) interviene en el ámbito económico, en el que convergen dos legitimidades democráticas: de las personas en su condición de trabajadoras de la empresa y de los capitales titulares del poder de decisión. La mayor o menor participación de las personas en el poder de la empresa está condicionada a la eficiencia económica pudiendo pasar, desde la supeditación de las personas al capital hasta la sociedad personalista en el que el capital ejerce función subsidiaria (Participan las personas encuadradas en empresas)
Estos modelos de democracia no son antagónicos, cada uno tiene su ámbito preferente y su complementación enriquece a la sociedad. Todos ellos presentan espacios de mejora y progresión, nuevos retos por los que luchar y cimas ambiciosas que no se pueden alcanzar sólo con cambios normativos. La participación de la persona tiene que representar mayor justicia social y eficiencia económica. Es la hora de los ciudadanos para asumir responsabilidades entendiendo llegada la hora de tomar las tiendas de su devenir.
Así como en los inicios de la socialización de la educación se diseñaron consignas y eslóganes movilizadores de la sociedad, me atrevo a proponer un nuevo eslogan: Ekintzak indartuko gaitu.