El próximo 28 de julio está prevista la celebración de las elecciones presidenciales en Venezuela. Estas elecciones son producto de los Acuerdos de Barbados de octubre del año pasado acordados y firmados entre el actual Gobierno de Maduro y el conjunto de la oposición al régimen agrupada en la Plataforma Unitaria. Los Acuerdos suponen una serie de compromisos de corte electoral y político que marca una ruta para la celebración en Venezuela de unas elecciones presidenciales verdaderamente democráticas, libres y transparentes.

La celebración de estas elecciones presidenciales es una de las claves fundamentales para la normalización y la convivencia democráticas en Venezuela, un país por el que Euskadi y los vascos sentimos una cercanía y un cariño especial por evidentes razones históricas. Para los que somos demócratas y creemos en la democracia, pensamos que Venezuela necesita democracia; y la necesita, precisamente, para superar sus crisis política, diplomática, económica, social y humanitaria, que ha supuesto también el doloroso éxodo forzado de millones de venezolanos.

En el Senado, desde el Grupo Vasco preguntamos recientemente sobre esta cuestión al ministro de Asuntos Exteriores español, Jose Manual Albares, y, la pasada semana, la Comisión de Asuntos Iberoamericanos del Senado aprobó ampliamente una moción del PNV al objeto de reiterar nuestro apoyo a los Acuerdos de Barbados y advertir que algunas decisiones y actitudes del Gobierno de Maduro contravienen gravemente puntos básicos de dichos Acuerdos. Se trata de una preocupación compartida por buena parte de la Comunidad Internacional, incluyendo a la Unión Europea y a países como Brasil, Colombia o Chile, así como a Noruega, que ha sido el principal país facilitador de los Acuerdos.

Un primer incumplimiento muy inquietante se refiere a la actualización del censo de votantes, con una especial atención a los millones de venezolanos que residen en el exterior y tienen el derecho a votar, también en Euskadi. Los plazos y los horarios de inscripción en embajadas y consulados han sido muy limitantes, así como las condiciones a tal efecto que funcionarios venezolanos exigieron, en una clara violación de la Constitución venezolana. Un dato concluyente es que de los 4’5 millones de venezolanos con derecho a voto que residen en el exterior, únicamente han podido inscribirse unos 70.000; es decir, tan sólo el 1’54%.

Un segundo punto de preocupación fue la injusta inhabilitación de la candidata de la oposición a la presidencia venezolana, la Sra. Corina Machado, y el también inaceptable impedimento para que la Sra. Corina Yoris pudiera concurrir en su sustitución.

Afortunadamente, y a pesar de estas dificultades, la oposición al régimen de Maduro está mostrando una gran unidad, una gran valentía, una gran generosidad y una gran voluntad política para que las elecciones presidenciales se celebren en condiciones mínimamente democráticas, por encima de provocaciones. Esperemos que el nuevo candidato presidencial de la Plataforma Unitaria, el diplomático Edmundo González Urrutia, no encuentre obstáculos para concurrir hasta el final como candidato presidencial unitario.

Porque, en efecto, existe la preocupación de que las autoridades venezolanas tomen nuevas medidas que afecten negativamente a las candidaturas que se han inscrito, por medio de inhabilitaciones personales, acciones contra los partidos políticos postulantes, actos administrativos o cualquier otro tipo de sanciones, hechos intimidatorios o limitaciones, que constituyan un ejercicio contrario a la libre participación que debe caracterizar a todo sistema electoral democrático.

Y, en tercer lugar, sería necesario que el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela reconsiderara lo antes posible la revocación de su invitación a una Misión de Observación Electoral de la UE para las elecciones presidenciales venezolanas. Esta decisión también contraviene los Acuerdos de Barbados. Porque es necesario reiterar que el pueblo venezolano debería poder elegir a su próximo presidente en unas elecciones creíbles, transparentes y competitivas, respaldadas por la observación internacional, incluida la de la Unión Europea, que tiene un largo y distinguido historial de observación independiente e imparcial. Retomar esta invitación favorecería la creación de un entorno de mayor confianza en el proceso electoral en desarrollo.

A ver qué ocurre. Porque da la impresión de que, desgraciadamente, cada vez que Nicolás Maduro advierte una amenaza política a su régimen opta por una respuesta represiva para perpetuarse en el poder. Ojalá esta vez no sea así.

Curiosamente (o no tanto), EH Bildu votó en contra de la moción del PNV. Según su tesis, en los 25 años del régimen todas las elecciones han sido impecablemente democráticas. Con esta postura, se sitúan en contra de los Acuerdos de Barbados y del propio Pueblo de Venezuela. Ocultan sus afinidades ideológicas con un régimen dictatorial, así como intereses particulares producto de su condenable estrategia desarrollada en Euskadi durante décadas y que todos conocemos. Lo mismo les ocurre cuando abonan el sempiterno extremismo en Oriente Próximo al defender, como nosotros, los derechos humanos y políticos del Pueblo de Palestina, pero no condenar los ataques terroristas de Hamás del pasado 7 de octubre o cuando (con una postura de “pacifistas de salón” pretendiendo hacer “el chamberlain”) se oponen a la ayuda a una Ucrania que sufre una intolerable agresión imperial de Putin, que está provocando una inadmisible estrategia de destrucción humana, política y material de Ucrania, poniendo en solfa la seguridad de la UE, sus principios y valores, y negando el derecho a decidir libremente su propio futuro al Pueblo ucraniano.

Quedan 40 días para las elecciones presidenciales venezolanas y a nosotros como vascos, a los vasco-venezolanos residentes en Euskadi, a la UE, a los países más influentes en Venezuela y a la Comunidad Internacional en general nos toca estar atentos y asegurar que en Venezuela se abra un camino democrático de esperanza con unas elecciones democráticas, libres y con garantías, como demanda la inmensa mayoría del Pueblo venezolano. Senador de EAJ-PNV