Agur, lehendakari

El fallecimiento del lehendakari Ardanza ha agitado esta atípica campaña, especialmente en Bizkaia: su victoria política sobre Garaikoetxea, los avances sociales bajo su mandato y su posición inequívoca, pacífica, ante le ETA más sangrienta, son sus grandes aportaciones al país. El lehendakari Ibarrexte lo escribió muy bien ayer: con él se va una parte de la vida política vasca, pero nos deja un gran legado. Sin la Euskadi del lehendakari Ardanza no sería posible la del lehendakari Urkullu. Ardanza, sin duda, fue un eslabón fuerte en la cadena, y estos días las semblanzas a su figura lo son también a la historia de nuestro país.

 La jugada del PSE

El PSE sabe muy bien qué cartas tiene que jugar esta campaña: su afirmación constante de que va a otorgar sus votos en el Parlamento al candidato del PNV solo busca desactivar el voto a Imanol Pradales. Si PSE y PNV lo tienen claro, ¿para qué votar? Eso es lo que persiguen las y los socialistas: un PNV lo más débil posible y en sus manos. Pero además de insistir en eso, su claim de campaña dice otra cosa (tiene las cartas que quiere, pero las juega mal): es el partido que decide. ¿Que decide qué? ¿No estaba tan claro? ¿O si el PNV está demasiado débil y Bildu alcanza sus mejores expectativas, tomarán otra decisión?

Que lo expliquen

Una de las cosas que más me sorprende de “la nueva política” no es que todo se reduzca a fascismos con la cara lavada, sino que ya nadie da explicaciones (aunque en realidad tiene mucho que ver con lo anterior): por ejemplo, nadie en el PSOE ha salido, ni va a salir y, lo peor, ni se plantea salir a desgranar cómo Luis Rubiales pasó a “ser el hombre del sanchismo en el fútbol a un apestado” (El Debate). Lo hemos naturalizado, ya casi nadie se hace preguntas: ¿No vamos a escuchar ni una explicación? ¿Ni siquiera una justificación? ¿De verdad la vida ya es como Twitter: lanzar nuevos mensajes para enterrar los anteriores, y ya está?

La derecha putinista

Vladímir Putin ha sido el gran agitador del tablero mundial. Y empezó a serlo mucho antes de que decidiera invadir Ucrania por el morro: ha sabido desestabilizar democracias consolidadas (que además eran sus mejores clientes) apretando por los extremos. Con la izquierda rendida al pasado ruso, la derecha debía plegarse al alcance actual del Kremlin. Lo explica muy bien Enric Juliana en un hilo en el que pone negro sobre blanco cómo fue y quién lo hizo posible, harto como está el periodista catalán de que le nieguen la mayor ignorantes y, lo que es peor, desinformadores que crecieron, sin saberlo o sabiéndolo, al calor de Putin.

El triunfo de las y los veteranos

La confesión de Ernesto Valverde de que la Copa que ganó el sábado con el Athletic había sido el triunfo que más había disfrutado, me ha reconciliado con él. No, hasta el sábado no le perdoné que cerrase su segunda etapa con nuestro club para irse al FC Barcelona. Pero ya estoy en paz. Más allá de lo emocional e irracional, llamó mi atención estos datos que publicaba la Adurizpedia: “Es el entrenador de más edad que jamás haya ganado un título con el Athletic. Logra ganar la Copa 21 años después de su debut como mister del equipo de su vida”. Traducido: las y los veteranos molamos y Valverde, sin duda, es nuestro guía.