Llevo varios días con gripe y me desvelo por las noches, así que ayer bajé al sótano y aproveché para rescatar una película relativamente reciente, el Joker de Todd Phillips (2019). En esta ocasión aprovecho para destripar al personaje y analizar el mundo que nos rodea. En lo relativo a salud mental, Joker es una película tan necesaria como lo fue en su tiempo Alguien voló sobre el nido del cuco (1975). Pero en esta ocasión no sigamos como si no hubiera ocurrido nada. Ya ha pasado mucho tiempo, pero pocas cosas parecen haber cambiado en el mundo de la psiquiatría.

“Lo peor de tener una enfermedad mental es que la gente espera que te comportes como si no la tuvieras”. (Arthur Fleck)

Pues sí. Es una gran verdad. Nuestro conocimiento sobre la salud mental es escaso y sigue siendo la hermana pobre y abandonada de la medicina. La película sirve para reflexionar sobre el poco respeto que tenemos hacia las personas con problemas de salud mental. Por otra parte, Arthur Fleck muestra el lado más radical y alejado de las personas con problemas emocionales. Pero la película sigue sirviendo para entender a personas con su problemática, un universo de distintas enfermedades mentales graves.

El Joker sufrió abusos desde su infancia repetidamente. Durante uno de esos episodios de abuso, Arthur sufre un fuerte traumatismo craneal. Finalmente Arthur acaba desarrollando una enfermedad neurológica muy grave, el síndrome de Gilles de la Tourette. Por eso padece una risa patológica. Ésta le genera problemas psicológicos difíciles de contrarrestar, a lo que hay que sumar la enfermedad mental. Como me comentaba mi psicoeducadora de Anasaps (Asociación Navarra para la Salud Mental), Mercedes, “los abusos a menores sí que pueden llegar a influir en la conducta de personas violentas como ocurrió con Robert Maudsley. Su caso inspiró al novelista Thomas Harris (1981). Hablamos del Dragón Rojo, posteriormente el doctor Hannibal Lecter en El Silencio de los Corderos (1991).

Pero volviendo a la realidad de 2023: las mayores pérdidas económicas en el mundo del trabajo se deben a las bajas por depresión y ansiedad, y es que están superando límites nunca vistos. El 25% de la sociedad sufrirá los efectos de una enfermedad mental. Entrar es fácil pero salir puede llevarnos años o toda una vida.

Pero la salud mental es también aquella que afecta a los hombres cuando no lloran por los roles sociales que nos atribuyen. No llorar nos lleva al enfado, de ahí al dolor de cabeza, a la irritación, a la aspirina y a la furia colectiva. El Joker nos tiene que servir para volver a reflexionar sobre el mayor logro del ser humano junto a la ciencia, la tolereancia. Nadie te obliga a abrirle tu corazón, pero sí a respetarle como persona. Vivimos en un mundo en el que el bullying y el mobbing laboral son el pan de cada día. Algunos ingenuos como mi propio padre nos enseñan a ser buenos, asertivos con los demás, pero sobre todo con los que más sufren. Estamos afrontando la deconstrucción de la identidad colectiva. Cada uno va a lo suyo. Todos padecemos problemas psicológicos al igual que desarrollamos problemas orgánicos. 

El objetivo de Todd Phillips en el Joker es el de mostrar la transformación del personaje principal de la película. Dotar al personaje de un hiperrealismo que trasladado a la pantalla nos seduce. Mostrar la historia de vida del Joker alejado de la ficción. Estamos viendo algo real. Nos estremecemos con las enfermedades mentales de Arthur Fleck. El guion y la dirección se centran en las circunstancias que llevan a una persona a convertirse en un psicópata. Todd Phillips no se centra en los héroes y villanos de Gotham, sino en una persona con la que llegamos a empatizar. Para lograrlo, Todd Phillips le otorga todo el protagonismo y la responsabilidad de que la película funcione a Joaquin Phoenix. Los demás actores tienen un papel decorativo. De hecho la gran pregunta sobre la película es si el Joker es un héroe o un villano. 

La dimensión política es secundaria pero necesaria para entender su papel crucial a la hora de reducir la desigualdad y la pobreza. Si no se aplican políticas redistributivas y se cortan las ayudas a las capas de la población más necesitadas siempre habrá violencia. Los impuestos son el precio de la civilización. La desigualdad acelera la conversión de Arthur Fleck en el Joker. Es uno de los motivos por los que Arthur Fleck decide vengarse convirtiéndose en el Joker y en un líder revolucionario. El pequeño Arhtur solo tenía el deseo de ser visto y reconocido por la persona que es. Pero la realidad es que es invisible. La sociedad sólo se fija en él para hacerle daño convirtiéndose en una bomba de relojería llena de rencor, odio y deseos de venganza…

“Un cineasta cuenta una historia y las historias contienen algún tipo de conflicto. Si eres capaz de contar bien una historia habrás obrado un milagro”. (Stanley Kubrick).