¡Ah! ¿cómo? ¿Que usted no hizo huelga ayer? Sí, oiga, que había una convocatoria de huelga general. Una propuesta de paralizar España mediante la respuesta de los trabajadores de que se sumaban al clamor y justa indignación ciudadana contra la investidura de Pedro Sánchez y la ley de amnistía a los que quieren romper la nación.

Tanta retórica para tan poca sustancia se vio reflejada ayer en el sonrojante poder de convocatoria del sindicato Solidaridad, brazo sindical de Vox, respaldada por este partido, por su organización juvenil –Revuelta– y por la fundación de ideas (¿?) Denaes, cercana a Vox. Vamos, esa especie de MLNE –Movimiento de Liberación Nacional Española– que componen los mismos nombres multiplicados en diferentes siglas. Hay quien reconocerá el modelo MLNV y quien no. Yo sí.

Ya se sabe que las vanguardias no esperan ver a nadie por delante de ellas, que para eso lideran la marcha, pero cuando se vuelven y no va nadie por detrás es para pensar que, a lo mejor, es un ir pa ná. Que una cosa es salir por las noches a insultar a los políticos y a apalear a los periodistas y otra muy distinta perder una jornada de salario para mayor gloria de Abascal.

El problema es que, cuando los últimos vuelvan a casa, a los que les convocan les va a tocar inventar algo para justificar su existencia. Hasta ahora ha sido sencillo no hacer política porque se podía hacer kalejira. En adelante, cuando los Abascal y Feijóo se vuelvan hacia los suyos y les vean esperando la próxima idea, habrá que tenerla porque del enemigo se vive bien, pero sólo mientras hay expectativa de descabalgarlo. Ahora tienen más margen para ello en Podemos que en la derecha. De hecho, la mala digestión de Belarra y Montero por salir del Gobierno casi les animaba a ellas a convocar esta huelga general si no les hubiera ganado por la mano la ultraderecha. Cuando uno se ha sentido capaz de casi todo y se ve reducido a casi nada la frustración se lleva mal. Por ahí pasaron UPyD, Ciudadanos, IU, ahora Podemos y, mañana, Vox. No es diagnóstico, es esperanza.