Noviembre tiene sorpresas y citas: el otro día el Concello da Coruña entregó al Planetario de Pamplona el premio especial del jurado a treinta años de trabajo en equipo para hacer divulgación de la ciencia. Allí estuvimos recogiendo el galardón gracias a los Museos Científicos Coruñeses, que han sabido apoyar el conocimiento y la cultura con ciencia (y a conciencia). Los Prismas, el galardón y el pesado bronce que hemos recibido, han reconocido la excelencia, la importancia y la diversidad en proyectos de divulgación. Como el enorme trabajo de recuperación en la desmemoria histórica contra las mujeres, con la olvidada vida de una mujer matemática, María Andresa Casamayor, que hace tres siglos fue la primera que publicó un libro de matemáticas en nuestro país. Premiando también la exploración sobre ciencia, arte y música que hace en su libro La lira desafinada de Pitágoras Almudena Martín Castro. Como podemos valorar el trabajo del primatólogo Jordi Sabater Pi en el maravilloso documental de Alfonso Par o conocer una plataforma de conocimiento científico en internet, Amautas. Entre estos prismas, no me va a caber todo, hay también radio pública donde la música y las matemáticas conviven y exploran nuevos territorios gracias a Laura Ferré, que vive entre los dos mundos de ciencias y de letras; o un reportaje sobre cómo la ciencia intenta estirar el tiempo y la vida humana que la periodista Eugenia Angulo pensó recordando a su abuelo centenario. A un fotógrafo científico como Rogelio Sánchez Verdasco también le ha reconocido el jurado un trabajo continuado por la divulgación durante muchos años, más incluso que los del Pamplonetario. Para nosotras, esta semana en la que cumpliremos nuestros primeros tres decenios con el público, este Prisma es más que un galardón: un compromiso de seguir haciéndolo.