Se está convirtiendo en un rito el comportamiento de las empresas tecnológicas americanas ante contextos de incertidumbre económica: en un intento por mantener la cotización en Bolsa de sus compañías, proceden a despidos masivos para contentar a los analistas de la Bolsa de Nueva York.

Según los datos del portal especializado Layoffs.fyi, que viene recogiendo los datos de despidos en el sector tecnológico, la destrucción del empleo entre 2022 y las primeras semanas de 2023 alcanza los 246.650 empleos. Todos los gigantes digitales han recortado al menos 10.000 empleos (Amazon, 18.000; Google, 12.000; Meta, 11.000; Microsoft, 10.000; y Accenture, 19.000). Una política de reducción de costes que ha arrastrado a la práctica totalidad de las empresas del sector.

Cabe preguntarse si las políticas traumáticas de despidos llevadas a cabo por estas empresas constituyen la forma más eficaz para enfrentarse a coyunturas de incertidumbre y volatilidad como las que vivimos.

Según David H. Maister, autor que asimila los comportamientos de las organizaciones empresariales a las etapas evolutivas de la especie humana, numerosas empresas adoptan el estereotipo “cazador”, caracterizado por la adaptación oportunista ante las contingencias, en contraposición al estereotipo de “agricultor”, que caracteriza a las empresas que llevan a cabo un esfuerzo sistemático de desarrollo de capacidades con el objetivo de afrontar los retos del futuro.

Otros autores emplean el término de “empresas ambidiestras” para denominar a las organizaciones que afrontan los períodos de crisis mediante el desarrollo de estrategias regenerativas, simultaneando sus actividades de explotación, es decir, sacando partido de los productos, mercados y negocios actuales, y la exploración, intensificando el emprendimiento y la búsqueda de nuevas opciones de negocio para construir su futuro.

Diversos estudios empíricos han llegado a conclusiones equivalentes al analizar los resultados de las empresas conforme a su orientación en la gestión: A largo plazo “las empresas ambidiestras o agricultoras” superan ampliamente a las compañías de orientación “cortoplacista o cazadora”, tanto en crecimiento como en rentabilidad.

En el contexto actual cobra relevancia el denominado “teorema de muestreo” de Nyquist-Shannon, un teorema fundamental de la teoría de la información, que establece que para poder reconstruir una señal muestreada, la frecuencia de muestreo debe ser superior al doble del ancho de banda de la señal. Este teorema fue formulado por primera vez por Harry Nyquist en 1928 y demostrado por Claude Shannon en 1949.

La frecuencia de muestreo puede compararse con la frecuencia de los mecanismos de detección y adaptación empleados por las empresas. La traslación del teorema de muestreo de Nyquist-Shannon al ámbito de la gestión empresarial sería la necesidad de desarrollar la agilidad estratégica para hacer frente a los contextos de incertidumbre y volatibilidad.

En palabras de Jack Welch, antiguo presidente de General Electric, “cuando el ritmo de cambio en el seno de un negocio es superado por el ritmo de cambio del contexto competitivo, el final está cercano”.

Por ello, las empresas deben desarrollar las competencias y habilidades necesarias para innovar y fomentar una cultura de aprendizaje y experimentación. Aquí cobra valor la aportación de D.J. Teece, catedrático de la Escuela de Negocios Walter A. Haas de la Universidad de Berkeley, cuyo interés se ha centrado en el ámbito de las capacidades dinámicas.

La teoría de las capacidades dinámicas de Teece propone que las empresas deben adaptarse e innovar continuamente para mantener su ventaja competitiva en entornos rápidamente cambiantes. Así, Teece identifica tres tipos de capacidades dinámicas:

- La detección: precisa de sistemas analíticos y capacidades necesarias para identificar, filtrar y calibrar las oportunidades. Implica la lectura y asimilación de señales de cambio en las áreas que presentan los mayores ámbitos de oportunidad o vulnerabilidad.

- La captura: corresponde a los procesos necesarios para capturar las oportunidades. Implica diseñar una cartera de experimentos orientados a la identificación de oportunidades estratégicas y seleccionar las evidencias más exitosas con el propósito de explotar y escalar.

- La transformación: requiere la alineación continua del modelo organizativo y la reasignación de los recursos conforme a las exigencias de cambio.

Como se aprecia, la construcción de estas competencias se fundamenta sobre ciclos de experimentación, aprendizaje, selección y codificación del conocimiento, en el marco de una empresa que aprende.

La iniciativa Oraina eta Geroa Uztartuz, un proyecto que ha sido desarrollado en el marco de Etorkizuna Eraikiz e integrado en el Plan de Recuperación Económica y Social de la Diputación Foral de Gipuzkoa, pretende la difusión de un Marco de Referencia para la Empresa Ambidiestra.

A partir de los logros consolidados hasta el presente, se pretende afrontar la escalabilidad del proyecto para lograr que Gipuzkoa sea un territorio referente en la aplicación de la Gestión Ambidiestra, incrementando para ello las aplicaciones prácticas del Marco de Referencia para la Empresa Ambidiestra mediante el concurso de la academia, los agentes intermedios y las empresas de servicios avanzados.

En este contexto se inscribe la creación de la Comunidad de Prácticas sobre la Empresa Ambidiestra. La Comunidad de Prácticas combina la impartición de formación sobre la Empresa Ambidiestra con la aplicación al caso específico que aporta cada participante. En breve se pondrá en marcha la segunda edición de la Comunidad de Prácticas sobre la Empresa Ambidiestra. Es hora de elegir entre ser cazador o ser agricultor. l