Justo cuando está atravesando por su peor momento de la temporada, tras llevar un mes sin ganar (o lo que es lo mismo, cinco partidos, en el que suele ser su habitual bache de cada campaña), en el momento además en el que están apareciendo los primeros haters de Imanol (como si se borrara de un plumazo de nuestra memoria todo lo que nos ha dado; y no sólo me refiero al título de La Cartuja), y peor pinta el panorama, es ahora cuando más convencido estoy de que esta Real es capaz de protagonizar la hazaña de remontar la eliminatoria contra la Roma. Sí, es el más difícil todavía, casi una misión imposible… Pero a Anoeta le falta vivir una gran noche europea, como aquellas que disfrutó la afición en Atotxa ante el Inter (pese a que con el 2-0 no se superó el 3-0 de la ida), o en las remontadas ante el Sporting de Lisboa, en la Copa de Europa, o el Lausanne. Y entiendo la preocupación existente en el entorno porque la Real que nos enamoró en la primera mitad de la temporada se ha evaporado cuando apuntaba alto. Pero confío en este equipo y en su líder, Imanol, que es precisamente el técnico con más experiencia en Europa de la Real, al dirigir mañana su partido número 24. Si hay que morir, que sea con su estilo. Y si hay un equipo capaz, es la Real de Imanol, con su mayor activo, la afición. Yo creo.