Todas las personas humanas, lo reconozcan ellas en sí mismas o no, gozan de unos derechos y de unos talentos. Los derechos fueron explicitados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 en su resolución 217 A (III).

Hay una variedad de talentos, porque todos los hombres tienen un conjunto de ellos, los desarrollen o no. Un talento es la capacidad natural que tiene una persona para realizar una determinada actividad o tarea. Está vinculada a la aptitud y a la inteligencia. El talento suele estar asociado a la habilidad innata y a la creación personal, y está asociado a la inteligencia emocional. Hay un talento adquirido y hay un talento intrínseco oculto que puede florecer en un momento determinado de la vida. Ahora bien, es muy importante tener en cuenta que, si bien los talentos son aptitudes innatas, estas deben trabajarse a través del esfuerzo, la práctica, la disciplina y la motivación.

Hay diferentes talentos: unos son heredados y otros cultivados. La lista es larga: musical, de escritor, matrimonial, fraterno, familiar, de líder, matemático, práctico, deportivo, comercial, filosófico, místico.

La lista de los talentos según el Instituto Gallup es la siguiente: el trabajador, el activador, el flexible, el analítico, el organizador, el director de orquesta, el que sigue sus convicciones personales, el líder, el comunicador, el competitivo, el que se siente parte de algo más amplio, el que toma el pasado como referencia, el prudente, el descubridor de potenciales, el disciplinario, el empático, el justo, el focalizador, el futurista/visionario, el armónico, el creativo, el que integra, el que se ocupa de la individualización, el Input o entrada de información, el intelectual, el aprendiz, el optimizador, el que repara, el positivo, el relacional, el responsable, el confiado, el original/diferente, el estratega y el que tiene poder de convicción.

Es común en muchas personas que tengan talentos que desconocen. En la jerga coloquial, a menudo se hace referencia a “no encontrar tu vocación” o “querer hacer algo que te llene”. Esas frases habitualmente se usan cuando la persona aún no ha encontrado una actividad que se le dé bien y donde su desempeño sea valorado por los demás. Es decir, cuando no ha encontrado su talento.

Aunque eso suceda, nunca es tarde para descubrir un don o cualidad oculta en una persona. Para alguien que quiera saber cómo descubrir su talento, es recomendable que se formule y trate de dar respuesta a la siguiente pregunta. ¿Qué actividades te hacen feliz?

Hablemos a modo de ejemplo de dos talentos que todos tenemos y que raramente los ponemos en activo: el musical y el religioso.

El musical es la habilidad innata para destacar en el campo de un arte donde, como es evidente, debe existir, además de un esfuerzo enorme, unas aptitudes naturales para comprender el lenguaje musical. Hay opciones de desarrollar este talento ya sea en música clásica como en moderna. No es lo mismo conocer a Mozart que seguir las canciones de Rosalía, Juanes, Dani Fernández o Maluma.

El talento religioso es el que acepta el horizonte de la trascendencia, es decir, a Dios, como explicación de su existencia y del universo y como futuro después de la muerte en la resurrección.

En el mundo hay infinidad de religiones, y en casi todas ellas hay una referencia a Dios (sea en singular o en plural). Y en todas las religiones y, aun fuera de las religiones, existe la creencia de que se vive después de la muerte.

La religión judía celebra la resurrección de Moisés como referente de la resurrección de todos los miembros del pueblo judío.

La religión cristiana tiene como fundamento y base que Jesucristo resucitó y que es el primero de todos los cristianos que resucitarán. La religión cristiana celebra la resurrección de Jesús como paradigma de la resurrección de todos los cristianos.

Respecto de Jesús, significa que la muerte en la cruz no fue lo último, sino que, a pesar de todo, sigue vivo, él en persona. Y que, aunque de un modo distinto, continúa presente y actuante en la comunidad cristiana y en la historia humana. Respecto de los cristianos, significa que en su destino, se ilumina el de los cristianos, de suerte que en su resurrección Dios se revela de manera plena y definitiva como el Dios de vivos, que, igual que a Jesús, resucita a todos los muertos.

Jesús cumple la definición cristiana de un difunto, como alguien que ha muerto biológicamente, pero que en la identidad radical de su ser vive plenamente en Dios. Los cristianos afirman que una vez muertos, vivirán, como Jesús, plena y conscientemente en Dios.

En consecuencia se da realmente, en todos aquellos que han desarrollado el talento religioso, la aceptación de que Dios es el principio de toda generación (no creación) del Big Bang y es el fin de una futura resurrección. Y este talento culminado pide y posibilita un estilo específico de vida que viene marcada por el referente del hombre integral que ha gozado de todos los derechos humanos y ha podido desarrollar todos los talentos.

Catedrático senior de Universidad